domingo, 12 de octubre de 2025

El galano arte de conversar

¿Les gusta conversar, mis apreciados cuatro lectores? 

A mí me gusta mucho. Creo que tanto como me gusta observar lo que sucede a mi alrededor. Pero, debo confesar que la observación es infinitamente más fácil que la conversación. Porque conversar no es simplemente hablar. Hasta los pericos y los cuervos emiten sonidos parecidos a palabras dichas por voces humanas. Eso no es conversar.

Conversar es un arte en peligro de extinción. Permítanme explicarlo antes de que llegue Greta Thunberg a armar un zafarrancho creando una ONG para salvar la conversación.

Creemos erróneamente que mantener una conversación es simplemente que cada hablante espere su turno para hablar. Qué vergonzoso es cuando quienes participan en este remedo de conversación, por no poner atención a lo que el otro está diciendo, sino que estaba rebuscando en su mente algo más interesante qué decir, expresa algo totalmente fuera de lugar, dada su ansia de intervenir. El silencio incómodo que se produce en ese momento mata por completo esa "conversación".

Conversar tampoco es necesariamente, y sobre todo cuando hay un tema polémico, querer salir victorioso a como dé lugar, en vez de intentar aprender algo o adoptar una perspectiva distinta. Y es que para conversar es indispensable pensar.

En la Regla 9 de su libro "12 reglas para vivir", el psicólogo Jordan B. Peterson explica que "[...] la gente organiza su cabeza conversando. Y si no tienen a nadie para contarle su historia, pierden la cabeza. [...] Una gran parte de lo que consideramos funciones mentales saludables es el resultado de nuestra capacidad de utilizar las reacciones de los demás para seguir siendo operativos en toda nuestra complejidad."

Creo que, en parte, es por esto último que las personas muy mayores sienten la imperativa necesidad de contar las historias de su vida una y otra y otra vez. Aunque, sinceramente, este acto de escuchar que realizamos con ellos no se pueda considerar una conversación en toda la extensión de la palabra.


Bueno, volviendo al tema de la conversación, les decía que no era fácil porque, al ser un arte que se está perdiendo, hay cada vez menos personas con quienes se pueda practicar y disfrutar esta experiencia. 

Hay muchos habladores, hay pocos conversadores.

Para resolver esta alarmante escasez, pondré el siguiente anuncio en el periódico:

SE BUSCA GENTE PENSANTE PARA MANTENER CONVERSACIONES INTELIGENTES

Requisitos:

  • Nivel de lavadero de vecindad: inadmisible. Si va a hablar de personas, mejor quédese en su casa.

  • Poder hablar con libertad de diversos temas. Si únicamente sabe hablar de su deporte favorito, su equipo favorito, su artista favorito(a), su videojuego o RPG favorito, su religión favorita, su actividad religiosa favorita, etc., ni se moleste en responder.
  • Si desea incluir "sus pronombres" en la solicitud, por favor, proceda de la siguiente manera: tome la solicitud en el centro de su mano abierta, estrújela con la mayor fuerza que pueda y arrójela al bote de basura más cercano.
  • Si acostumbra dar trigger warnings antes de una conversación, siga el paso mencionado arriba, tenga la bondad.
  • Tener la premisa de que todos tenemos algo qué aprender; que mediante una conversación podríamos adquirir conocimiento que podría cambiar nuestro comportamiento y forma de ver el mundo, aunque se nos contradiga. Entender que la verdad y el humor son a menudo aliados íntimos, y que éste último es sumamente aceptable usarlo en una conversación.
  • Acompañar la conversación con comida y alguna bebida, también es aceptable.


Luego les cuento cómo me fue.


Hasta la próxima.


Observando el mundo | "Me gusta toda la música"


Mis formidables cuatro lectores, hoy mientras disfruto de un cafecito escuchando los CDs 1 y 2 de mi colección La Música de los Dioses, medito en lo que siento cada vez que escucho a alguien decir la frase que da título a este artículo. Quizás alguno de ustedes también, a la pregunta "¿Qué música te gusta?", ha recibido esa respuesta, a saber, "Me gusta toda la música". Vamos a diseccionar dicha frase, ¿les parece?

"Me gusta..."

La acepción de la RAE sobre el verbo gustar que es la aplicable a este contexto sería equivalente a decir "Me agrada" o "Me parece bien", lo cual no tiene más tela de la cual cortar, así que prosigamos.

"...toda la música"

La palabra toda tiene 17 acepciones, y si además le sumamos las 17 acepciones propias de la palabra cualquiera (a la cual se trata como sinónimo de toda en la sexta acepción), encontramos que, en 34 ocasiones e invariablemente, se refiere a "la totalidad de los miembros de un conjunto". De nuevo, no hay más que se pueda decir, por lo que continuamos.

Aquí es donde se pone interesante el asunto, con la palabra música. Porque, por más que la RAE define que debe ser un "sonido grato al oído", o que debe tener "armonía" o buscaría "recrear el oído", en Wikipedia se menciona que es "un producto cultural", lo cual tira por la borda el concepto de que sea algo grato al oído. ¿Al oído de quién? ¿De todo el mundo? No lo creo.

Pero, bueno, vamos ahora a pensar un poco en qué implica decir "Me gusta toda la música".

Empiezo declarando que yo sí puedo decir que "me gustan todos los sabores de las palelocas de Luxus", porque los he probado todos. La cantidad de sabores de estos dulces es finita y contable (que puede ser contado), por lo que probarlos todos es una meta alcanzable.

Ahora, quien me dice que le gusta toda la música, ¿significa que ya escuchó TODA la música que existe? ¿TODA? ¿TO-DA? Fíjense bien. TODA.

Digo, ¿siquiera puede mencionar, por nombre, uno a uno todos los estilos y géneros de música que existen? 

Y, como empecé diciendo al hablar de la definición de Wikipedia más arriba, al entrar la cultura en escena, la música incluiría hasta los cantos mongoles guturales o khoomii. ¿Los ha escuchado? ¿Le gustan? ¿Los tiene en una de sus playlist de Spotify, Apple Music u otra plataforma? 

¿Le agrada el Death Growl, el Japanoise, el Ruidismo, el Screamo y un  extenso etcétera? 

No conozco a todos los que dicen que les gusta toda la música, pero apuesto doble a sencillo que no a todos les gustan, les agrada o les parece bien toda esa música que mencioné arriba. 

La conclusión es que, siendo prácticamente imposible que alguien haya escuchado toda la música, es imposible que le guste toda la música. 

"Me gusta toda la música" es una afirmación falsa.


Llegado a este punto, la inevitable cuestión "que salta, brinca, se arremolina" (parafraseando al gran Dr. Enrique Rojas) es la siguiente: ¿por qué alguien te responde que le gusta toda la música? Hay varias posibilidades. Mencionemos algunas.

1) Tiene 16 años, y por lo tanto, ya conoce todos los misterios del Universo.

2) No quiere pensar para responder (algo similar a la posibilidad anterior).

3) Quiere zafarse rápidamente de la conversación.

4) No le pone realmente atención a lo que escucha.

5) Lo que realmente quiere es encajar donde sea y no ahuyentar posibles relaciones con sus gustos musicales.

6) Existe la posibilidad de que esa persona en verdad crea que la música que ha escuchado es TODA la que existe, lo cual revelaría su creencia de que el mundo gira alrededor suyo: fuera de ella misma y su órbita cercana no existe nada más.


En otro orden de ideas, he escuchado decir: "Quien dice que le gusta toda la música, en verdad no le gusta nada". Difiero de la absolutez de tal afirmación. Creo que, al menos, un tipo de música sí les ha de gustar, pero no saben cómo responder a tal pregunta, la cual puede parecerles abrumadora y hasta causarles ansiedad. 

Vamos a ayudarlos. ¿Qué opciones tienen para responder a la pregunta de qué música les gusta?

Una opción sería, tras haber hecho una evaluación de sus gustos musicales (que realmente para algunos sería más como un examen de conciencia o acto de contrición, ay Dios), que haga una lista de dichos gustos y se memorice al menos unos cinco (vamos, que cinco de entre TODA la música no es nada). Así podrá decir dicha lista con soltura y parecerá que al menos tiene control de algo en su vida.

La otra opción, también válida, y muy útil hasta para hacer una declaración de principios, es hacer una lista de al menos cinco estilos de música que NO le gusten. Por ejemplo, podría responder: "Me gustan muchos géneros de música, pero los que sí sé que NO me gustan son el reguetón, la bachata, los corridos tumbados,..." y cuanta bazofia haya alguna vez osado insultar su inteligencia. 


Para dar por terminado este TED Talk que nadie pidió, cierro diciendo que, en lo personal, me gusta la música que tenga armonía y me produzca deleite, lo cual he encontrado en muchos géneros musicales.

Pero eso sí, les aseguro que escuchar a alguien "cantar" (súper entrecomillado) emitiendo un sonido parecido al de un perro que se le atoró un hueso de pollo en el pescuezo y trata desesperadamente de expulsarlo, por más que sea parte de "la cultura" de alguien, nunca será algo que me guste. Nunca.

Como bien dijo Fran Lebowitz: "Hay demasiada democracia en la cultura, no la suficiente en la sociedad".

Y, a todo esto, mis melómanos cuatro lectores, ¿qué música les gusta a ustedes?


Hasta la próxima.


domingo, 5 de octubre de 2025

Autoridad: siempre preferible al poder

Mis queridos cuatro lectores, hace mucho tiempo escuché una frase que quedó grabada en mi mente y mi corazón —me encantan los aforismos—, que decía lo siguiente:


"La autoridad sin sabiduría e

como un cincel sin filo: 

en vez de dar forma, destruye".

Se me quedó muy presente, y apenas hace relativamente poco tiempo resurgió en mi cabeza tras escuchar un pódcast del Dr. Enrique Rojas, y más recientemente al leer un artículo suyo en el periódico digital ABC de España, titulado "Tener autoridad".

Uno de los libros de mi biblioteca del Dr. Enrique Rojas

Aprovechando la prodigiosa y empática mente entrenada del Dr. Rojas, fue que me quedó clara la diferencia entre dos palabras y conceptos que confundimos, la mayoría de las veces, y que hasta llegamos a tratar como intercambiables. ¡Qué craso error!

Las palabras son autoridad y poder.

Primero hablemos de la palabra poder, que viene de la palabra latina potestas que, como bien explica el Dr. Rojas, se refiere al que tiene poder y, por lo tanto, manda. 

¿Cómo obtuvo su poder? Invariablemente, algo o alguien se lo otorgó. Así pues, por dar un ejemplo, tenemos tanto a los políticos que llegaron mediante los "votos del pueblo" como a los que llegaron mediante un golpe de estado. 

Para simplificarlo más, pensemos en el policía que tiene el poder otorgado por un código de conducta aceptado por la sociedad en que vivimos. Pero, ¿obedecemos a estas personas con poder porque queramos hacerlo? La verdad es que no es así, sino que los obedecemos por temor a que nos apliquen alguna penalidad que esté dentro de su poder llevar a cabo, como llevarnos detenidos y meternos a la cárcel. No los obedecemos por gusto.

¿Y qué sucede cuando esas personas dejan de tener ese poder, por cualquier motivo? Pues cuando dejan de estar en una posición política o social elevada, su fuerza desaparece.

Para decirlo de la manera más cruda posible: esas personas sin poder no son absolutamente nada. Nadie las extraña, ni las quiere recordar.

Por eso, las personas que desean el poder por sobre todas las cosas harán lo que sea por mantenerlo. Y estas pueden surgir en cualquier ámbito, ya sea político, comercial, deportivo y hasta religioso. Por ejemplo, imaginen ustedes a un hombre que crece en una organización muy religiosa, al cual se le sugiere que debe de renunciar a buscar una carrera universitaria para poder hacer más por los feligreses de su iglesia. Este hombre sigue la sugerencia —ojo, no es obligación—, con lo cual aparenta ser una persona muy religiosa en su comunidad. Pero en cuanto llega a obtener una posición de poder, lo usa para mantenerse ahí. Porque, como en el mundo laboral no cuenta con la preparación académica para acceder a un puesto de poder (jefatura, gerencia o dirección) y él lo desea mucho (pues se lo autonegó), el único ámbito que le queda para estar por encima de todos es su grupo religioso. Es lo único que tiene, y ese poder lo defenderá con uñas y dientes. Sabe que si pierde ese poder, sería menos que nada.

Y esto también se aplica en la política, los deportes, la industria, etcétera.

Qué triste es el poder por el poder.


Por el otro lado, diametralmente opuesto, tenemos la autoridad, la cual siempre es preferible. Esta palabra proviene del latín auctorĭtas, y como resume de manera magistral el Dr. Rojas, se refiere a aquel que te ayuda a crecer como persona, aquel que se empeña en sacar lo mejor de tu persona. Qué diferencia con la palabra poder, ¿verdad?

El Dr. Enrique Rojas, basado en sus anotaciones, dice que las tres características de una persona con autoridad son las siguientes:

1. La capacidad de esa persona para expresar lo mejor de sí misma como ser humano: es una mezcla de autenticidad y coherencia de vida que la hace atractiva, sugerente y que invita a seguirla de alguna manera.

2. Ejerce una influencia positiva en las gentes que están más o menos cerca o la conocen y saben de ella: ayuda a mejorarnos, sacando lo mejor que tenemos dentro.

3. Esa persona sirve de guía, de referente, de modelo de identidad y empuja a conocerla mejor y de alguna manera, asoma la idea de imitarla, de ser un poco como ella.

La autoridad es aquella condición que tiene una persona que muestra unos criterios positivos, equilibrados, humanos, consistentes... una doctrina fuerte y atractiva, una forma de funcionar de categoría... que lleva, que empuja a seguirla de alguna manera. Esa conducta tiene una calidad intrínseca, que invita a seguir sus pasos y copiarlos. Autoridad es una dimensión humana que es entendida como superioridad psicológica y moral.

El que tiene autoridad invita a la excelencia. Y consigue que los que le siguen mejoren, limen sus aristas y se hagan más humanos, mejores.

Ahora bien, tras escuchar y leer lo que generosamente el Dr. Rojas nos comparte, aquí es donde estriban la diferencia de alguien a quien se considera que tiene autoridad.

¿Quién le otorga dicha autoridad? ¡Somos nosotros mismos quienes le otorgamos esa condición a las personas!

Y, si acaso, esa persona que consideramos una autoridad estuvo en un puesto de poder y deja de estarlo, eso no importa, porque ¡nosotros seguimos considerándola una autoridad!

Y cómo no vamos a seguirla considerando una autoridad, si esa persona realmente nos mostró que se interesaba por nosotros (no por sus propios intereses), nos ayudó a sacar lo mejor de nosotros, porque quería que fuéramos mejores —en felicidad, en habilidades, en altruismo, etcétera—.

Personalmente, conozco varias personas que estuvieron en alguna posición de poder sobre mi persona, mi preparación académica, mi trabajo, mi fe, a las cuales sigo viendo como una autoridad aunque ya hayan pasado hasta décadas que ya no tienen poder alguno sobre mi vida.

Como, nuevamente, con maestría explica el Dr. Rojas, a esas personas las vemos así porque nos ayudaron a educarnos:

Educar es convertir a alguien en persona. Es seducir con los valores que no pasan de moda; acompañar, ir con alguien recorriendo los principales tema de la vida. Educar es amor y rigor; poner raíces y alas. Es una tarea de orfebrería, lenta, gradual, progresiva. Educar es sacar la mejor versión de una persona, puliendo defectos y fomentando valores. Ahí la figura del educador es clave: él sirve de enganche, para saber transmitir con garra y al mismo tiempo, hacer atractiva la exigencia.


Y, por otro lado, sin duda alguna todos conocemos seres que tienen cierto poder sobre nosotros, pero a quienes nunca consideraremos una autoridad. Y, si acaso, les obedecemos, es por el puesto o posición que mantienen, nunca será por gusto. 


Y ustedes, mis inteligentes cuatro lectores, ¿cuántas personas con autoridad reconocen? 


Hasta la próxima.


domingo, 28 de septiembre de 2025

Albarolo Breta | Vinos Shimul | 2014 | México | Tinto | Seco

Mis queridos y muy avant-garde cuatro lectores, confieso que el vino que reseñaré en esta ocasión, desde que leí su nombre me dije a mí mismo: "Tengo que probarlo". Pero que no surja entre ustedes la falsa percepción de que fui hipnotizado por marketing puro y barato. No, de ninguna manera. Si no supiera que detrás de esta botella se encuentra el trabajo de alguien a quien considero un productor confiable, como el ingeniero Álvaro Ptacnik, ni le entraba.

"Ya, bájale, Rafa. Que sea menos. Mucho rollo. ¿Por qué tanto cuento?", quizás pueda pensar alguien poco documentado en el tema del vino —o de la cerveza, cabe decir—. Paso a aclarar que, el vino en cuestión, es característico porque contiene algo de brettanomyces (de ahí parte de su nombre, Breta). ¿Y qué diablos es eso? Pues es una especie de hongo unicelular (levadura) cuya presencia en vino o cerveza se llega a considerar un defecto, un contaminante...

"¡Guácala!", se apresura a exclamar el enófilo amateur. Pero, lo que no sabe, es que la presencia en una ligera cantidad, crea en los vinos unas notas únicas y muy elegantes, inigualables —para nuestro gusto, los aficionados al brett (así le decimos de cariño)—.

¿Y qué sucedió con esta variante del vino emblema de Shimul, el Albarolo? ¿Logró su objetivo de elegancia o causó su ruina por contaminación?

Albarolo Breta 2014


Desde el momento en que abrí este vino, empezó toda una experiencia, mis inquisitivos lectores. Y es que, si recordamos que, como lo dice la etiqueta y nos lo explicó el mismo Ing. Ptacnik (clic para leer la nota), sus vinos no son filtrados ni estabilizados, pues era de esperarse la presencia de sedimentos en este ejemplar de hace 11 años (recuerden que es 2014).

En el corcho mismo —que cuidó con celo el precioso caldo bajo su cuidado, cual fiel guerrero—, como se puede apreciar en la foto, aparecieron unos cristales, los cuales son completamente inocuos (o sea, no hacen daño, son inofensivos). 


Cristales de sedimentos en el corcho de este vino de 11 años

Cuando tenemos un vino con sedimentos lo que corresponde hacer es decantarlo con cuidado, sin sacudir la botella para asegurarse de que los sedimentos se queden en los hombros de la botella. Sí, en las botellas tipo bordalesa, como la de este caso, la parte donde la botella empieza a estrecharse para formar el cuello se le conoce como los hombros de la botella.

Decantando con cuidado el vino

Como lo que me sobran son billetes (Not!), uso un decantador reciclado de una botella del otrora famoso y hoy extinto Padre Kino (ver imagen). ¡Ejte decantador no lo tiene ni Riedel!

Y, de esta manera, tenemos la mayor parte del líquido en el decantador, listo para ser servido.

Vino decantado, listo para disfrutarse

Aclaro que es la mayoría el líquido porque, como se podrán imaginar, en la botella permanece vino que ya no podemos verter pues los sedimentos se transferirían también, y eso es lo que queremos evitar precisamente.


Pero no se quedó ahí para siempre...

Ahora sí, ya podemos proceder con la nota de cata en toda regla.
  • Vino: Albarolo Breta
  • Cosecha: 2014
  • Productor: Vinos Shimul (shimul.net)
  • País: México
  • Región: Valle de Guadalupe, Baja California
  • Uvas: 100% nebbiolo
  • % alcohol: 13.8
  • Comentarios: No filtrado, no estabilizado. 
  • Precio: $600.00 pesos mexicanos (directamente con el productor)
  • Volumen: 750 ml
  • Calificación Precio/Calidad: ***** (5 de 5)
  • Disfrutado el día: 26 de septiembre de 2025

Vista del Albarolo Breta 2014

En vista, este vino es de un profundo color rojo granate. Me llamó particularmente la atención el aro acuoso alrededor de la orilla del vino, cuyo grosor yo esperaría fuera más corto por la edad del vino, pero parece que las botellas de esta cosecha aún pueden ser guardadas por más tiempo sin problema.

La nariz del vino era lo más esperado por mí, y cuando la examinamos Elsa y yo, tras una profunda aspiración... ¡Wow! ¡Ahí está la brett! ¡Me encantaaaaa! 

Si quisiera tratar de explicar cómo es el aroma, sin duda usaría la misma expresión de Elsa: "Huele como a petróleo". Pero es una sobresimplificación, la verdad. El aroma de la brett, para mi gusto, cuando es en la cantidad correcta, da mucha elegancia, y no es molesto.
Pero no predominó únicamente la brett, sino que se integró con los  aromas a frutos rojos, el cuero, la grasa (como de chorizo), el tabaco, la vainilla. 

En boca, impresionante: de cuerpo medio, con una acidez buenísima y taninos suaves, presentaba un final muy muy largo. El alcohol se sentía en su justa medida.

Todo perfecto.

Esta vez, este vinito acompañó una tabla de quesos con un dip de receta secreta de Elsa, y su versión de papas bravas que quedaron muy bien.

El acompañamiento de esta ocasión

Este vino me pareció excepcional, por lo que le doy 5 de 5 estrellas en mi Relación Precio Calidad (RPC).


Ah, ¿y qué onda con los sedimentos? Bueno, pues únicamente para fines didácticos —¡hic!— es que servimos el resto del vino en una copa para mostrarles a qué nos referimos.

Botella con sedimentos


Sedimentos dispersos en el vino


Los sedimentos solos

¿Hacen daño los sedimentos si nos lo tomamos o los comemos? No, para nada. De hecho, contrario a lo que pudiera parecer, no tienen un sabor marcado, más bien no saben a nada. Pero la sensación no es agradable cuando los bebes. Se sienten como granos de arena, como azúcar que no se disolvió bien. Por eso, es preferible seguir el proceso de decantación para que la experiencia de beber el vino sea más placentera.


Seguro que a mi estimado Eslem Torres, maestro cervecero, le causará curiosidad este artículo. No creo que él quiera la presencia de brett en sus cervezas. O quién sabe...

Hasta la próxima.

Rivero González Tinto | Rivero González | 2020 | México | Tinto | Seco

Después de la desafortunada, horrenda y detestable experiencia con el vino tinto que terminó en el caño (dar clic aquí para leer esa nota), fue pertinente sacar de la cava algún espécimen que nos hiciera olvidar ese ingrato momento. Y más, cuando ya contábamos con unas deliciosas viandas preparadas para la ocasión.

Ni tardo ni perezoso me dirigí a la cava y, tras una pausada cavilación, el elegido fue aquel vino que mencioné al final de ese artículo titulado "Nuestro primer encuentro con los vinos Rivero González" (dar clic aquí para leerlo).

¿Cumplió las —en ese momento aún más —altas expectativas?

Rivero González Tinto 2020

  • Vino: Rivero González Tinto
  • Cosecha: 2020
  • Productor: Rivero González (rgmx.mx)
  • País: México
  • Región: Valle de Parras, Coahuila
  • Uvas: cabernet sauvignon, merlot y cabernet franc
  • % alcohol: 13.5
  • Comentarios: 24 meses en barrica de roble francés
  • Precio: $1030 pesos mexicanos (comprado en línea con el productor)
  • Volumen: 750 ml
  • Calificación Precio/Calidad: ***** (5 de 5)
  • Disfrutado el día: 21 de septiembre de 2025

Este vino parrense es una mezcla bordalesa (dadas las cepas en cuestión) elaborada usando uvas de vides de 21 años (plantadas alrededor de 1999), y cuya producción no es elevada, pues nos tocó la botella numerada 10591 de las 19542 que se hicieron.



¡Qué emoción! Ver cómo había evolucionado el viñedo desde aquella vez que probamos el primer Rivero González tinto cosecha 2004, cuando las vides apenas tenían 5 años, aproximadamente.

Rivero González tinto 2004

Pero ahora, ya con 21 años, hasta puede comprar alcohol en Estados Unidos. ¡Cómo pasa el tiempo!

Empezamos con la vista de este vino.

Vista de Rivero González Tinto 2020

Un limpio mediano color rojo rubí luciendo en copa.

Ahora, la nariz..


[Suena el "Aleluya" de Georg Friedrich Händel de fondo]

¡Uff! Now we are talking, baby! Me encantan los vinos que presentan sus aromas de manera tan elegante, y este definitivamente lo hizo. Mucha armonía en las notas de frutos negros y especias (pimienta), con la madera aportando la vainilla y el cuero; bien integraditas.

Y, por supuesto, en boca no se quedó atrás, y evidentemente dejó ver su crianza, dejando de ser ese chiquillo de 5 años, impetuoso y vivaz, para volverse ese joven que adquiere madurez y atractivo, con quien se pueden tener pláticas inteligentes y profundas —sin descartar algo de Star Wars o Marvel, pues, ¿para qué es la vida sino para dar oportunidades y ampliar panoramas?—. Es necesario darle su tiempo para expresarse bien, que se desenvuelva, pero cuando agarra confianza (es decir, al abrir en la copa), es un vinazo: con cuerpo pleno, las notas a frutillas negras son las más marcadas, con taninos pulidos, buena astringencia y mejor acidez. Digno acompañante de la cena de esa tarde: bruschettas preparadas con maestría por Elsa con pan de Bread y diversos quesitos y pesto.




La verdad, nos sorprendió agradablemente este vino, por lo que le doy 5 de 5 estrellas en mi Relación Precio Calidad (RPC). 

Gracias, Rivero González, por salvar la noche.


Hasta la próxima.


sábado, 27 de septiembre de 2025

MasterChef® Vinoteca Tinto Rioja | Criadores de Rioja | 2022 | España | Tinto | Seco

Mis siempre oportunos cuatro lectores, hoy estarán presenciando algo inédito en este blog. Sin decir algo más, procedamos con la nota de cata.

MasterChef® Vinoteca Tinto Rioja

  • Vino: MasterChef® Vinoteca Tinto Rioja
  • Cosecha: 2022
  • Productor: Criadores de Rioja
  • País: España
  • D.O.Ca: Rioja
  • Región: Rioja
  • Uvas: tempranillo
  • % alcohol: 13.0
  • Precio: Menos de $200 pesos mexicanos (liquidación en HEB)
  • Volumen: 750 ml
  • Calificación Precio/Calidad: 0 (0 de 5)
  • Aborrecido el día: 27 de julio de 2025


Como ciertamente lo notaron, este vino se publicita como si fuera parte de la vinoteca de MasterChef®, el conocido programa de televisión sobre cocina. Y supongo que se refiere a MasterChef® México, porque la etiqueta dice que este vino se importó para este país.

¿Corcho de plástico?

Desde que lo abrí algo ya presagiaba el desastre por venir. ¿Un vino de Rioja con tapón de plástico? ¿Neta? Pues sí, ha sido el primero en mi vida que me toca comprar con dicho tipo de sellado.


Vista del MasterChef® Vinoteca Tinto Rioja

Empezamos la cata con la apariencia: color rojo-púrpura, limpio.

Ahora la nariz. A copa quieta... nada. Tras mover la copa con cierta violencia se asomaron las frutillas rojas con suma timidez.

Sigue la prueba de fuego, en la boca... y el desastre se consumó: sabe casi a agua, súper debil de sabor y con demasiada astringencia. 

Así que decidimos terminar con la miseria de este vino —y nuestro sufrimiento, de paso—. ¡A la cañería!

Denle play al vídeo


Se supone que la cosecha 2022 en La Rioja fue calificada como "Muy buena", de acuerdo a la tabla de añadas que publica la página oficial (dar clic aquí: riojawine.com/es/doca-rioja/anadas), pero lo que estaba embotellado ahí era bazofia.

Esto es lo inédito que están presenciando, estimados cuatro lectores: mi calificación de Relación Precio-Calidad de este vino es de cero sobre cinco. Nada. Nothing. Rein. Nichts. Niente. Nic. Intet. 无 (wú). 아무것 아닌 것 (amugeos anin geot)ничто (nichto).

Ni regalado.


La verdad no sé quién haya decidido que ese bodrio debería ser considerado como parte de "la vinoteca" de este conocido programa de televisión, del cual, sinceramente no sé mucho —ni me interesa saber—. De lo poco que sé es que en este show aparecen dos personas que conocí hace tiempo. Uno de ellos es el chef Adrián Herrera —cuyos amigos (entre los cuales no me cuento) sé que llaman el Loco Herrera—, y el otro es Carlos Leal.



Chef Adrián Herrera y Carlos Leal.
Foto tomada de @senorsapiens

A ambos los conocí en mi primera etapa de bloguero en diversas catas de vino. Y al chef Herrera lo traté un poco más —él sí es chef, o sea jefe; bien ganado ese título— pues me invitó algunas veces a catar vinos cuyas notas luego publicaba en su columna del periódico Milenio (con un estilo "muy florido", por decirlo de alguna manera), o para probar vinos para sus restaurantes; en esa época tenía dos: la Fonda San Francisco y el Paso del Norte.











De la comida que probé en sus restaurantes puedo decir que siempre me agradaron sus recetas. En tal aspecto, mis respetos para el chef.

Y con lo que alcancé a conocer del chef Herrera, creo que, si él hubiera probado el vino reseñado en esta ocasión, hubiera sido menos piadoso que un servidor en la reseña del mismo.

Hasta la próxima.


jueves, 18 de septiembre de 2025

¿Sanborns va a morir?

Mis siempre atentos cuatro lectores, mientras escribo estas líneas estoy escuchando la conmovedora voz de Frida Boccara cantando una canción francesa, gran éxito del año 1969, titulada Venise va mourir (Venecia va a morir). Aquí les pongo la liga para escucharla. Creo que esa melancólica melodía da un buen marco a este artículo. 

Les cuento que ayer, aprovechando un día libre, quise ir al Sanborns de la Plaza Morelos, en el centro de Monterrey, a tomar un café en la barra y leer un poco. Es algo que ya había hecho hace tiempo, e incluso cuando papá vivía varias veces fuimos ahí a tomar un café y platicar. Fueron buenos tiempos.

Pero ahora, al entrar, contemplo la barra completamente sola. Ningún parroquiano sentado en ella. Aunque no se veía esa area abandonada, sí se veía triste.

Como pueblo fantasma la barra de este Sanborns.

Al preguntar a una dependiente del lugar si seguían atendiendo en esa área, ella me contesta que no, y que ahora sólo se atiende en el área de restaurante. Resignado, hacia allá dirigí mis pasos.

Hasta su emblemático anuncio vio tiempos mejores.

No creo equivocarme cuando digo que el atractivo de este lugar era poder tomarse un cafecito en la barra y platicar con los amigos con quienes te habías citado, o los que te encontrabas ahí. Para quienes buscaban un lugar agradable para leer el periódico, sin entablar conversación alguna, también era un buen punto.

Esa barra era el corazón de este Sanborns.

Pero pareciera que, tal como la canción mencionada hacía referencia a Venecia, este Sanborns va a morir. Sinceramente, no sé si este local se halla en la mira de Carlos Slim, el magnate y propietario actual de la cadena, quien ya ha cerrado algunos (según dice esta nota - dar clic). Pero si no es el ingeniero Slim, el servicio y el ambiente lo van a matar.

Ayer, desde que me asignaron mesa hasta que una mesera se acercó a preguntarme qué iba a ordenar, pasaron 15 minutos. 15 minutos. Y a lo mucho habría otras cinco mesas ocupadas. Sólo pedí café. Y desde que lo pedí hasta que me lo trajeron pasaron otros 10 minutos.

En verdad, si no fuera porque estuve tratando de leer mientras esperaba, me hubiera parado e ido a otro lugar. Pero quise darle su oportunidad.

Fran y yo, con el café más rápido del Oeste.

Subrayo el hecho de que estuve tratando de leer, porque entre el volumen alto de la música del restaurante y el volumen más alto todavía de la música proveniente de la sección de Electrónica de la tienda no había manera fácil de disfrutar de la lectura. Realmente parecía un duelo a ver cuál fuente emisora de sonido era la más molesta, pues ni siquiera estaban tocando las mismas canciones. Decidí declarar un salomónico empate, pues cada uno sacó lo peor de sí mismo, debo reconocerlo. Se lucieron.

$45 pesotes.

Decidí pedir la cuenta, la cual ascendió a $45 pesos por un café. Aunque era de refill, la verdad ya no quería más café, sino que me quería retirar de ahí ya. Quizás fueron los últimos pesos gastados en ese restaurante por mí, para siempre.

Después del mal sabor de boca de esta experiencia, me pasé a la acera de enfrente a visitar a un viejo conocido: el emblemático edificio de la librería Iztaccíhuatl



Quizás otro giro comercial que tiene sus días contados. Espero equivocarme.


Hasta la próxima.



martes, 16 de septiembre de 2025

La incontenible evolución del idioma

Bien lo decía el Maestro Sandro Cohen, mis prosódicos cuatro lectores, cuando escribió que "[...] es cierto que todos los idiomas evolucionan y que resulta imposible detener este proceso [...]". Por supuesto, el idioma hablado evoluciona mucho más rápido que el escrito, como muy acertadamente lo declaró Abraham Simpson, el papá de Homero.

¿Qué onda, eh?

Y es que, cuando uno está joven, puede pensar que todas las palabras que existen ya están registradas en esos enormes libros llamados diccionarios, los cuales además traen la explicación de su significado en los diversos contextos que correspondan (es decir, la acepción).

Pero, como decía Adal Ramones en el monólogo de su programa Otro rollo: "Pues... ¡No es cierto!". Y, en breve, les presentaré un caso de la vida real —acompáñenme a ver esta triste historia (snif)— .

Permítanme primero platicarles que cuento en mi biblioteca con un único diccionario en español, que es un "Pequeño" Larousse ilustrado edición 2000. Pongo la palabra pequeño entrecomillada porque me parece un perfecto ejemplo de ironía, pues se trata más bien de un instrumento que fácilmente puede descalabrar a un cristiano —y a uno que otro ateo que se atraviese—. 

Mi actual tumbaburros

Ese es mi actual tumbaburros (por cierto, palabra aceptada por la Real Academia Española; aquí la liga para leer la definición), y a este acudo cuando encuentro en mis lecturas palabras nuevas o que no estoy seguro de su significado en cierto contexto, principalmente cuando no tengo un dispositivo móvil —celular o tableta— a la mano para investigar. Así es, mis queridos cuatro lectores, para evitar distracciones hago lo posible de leer mis libros alejado de esos gadgets.

Sardónico significa...

Es cierto que la mayoría de las palabras no han cambiado su significado principal, pero también hay palabras nuevas (como textear) o hay acepciones nuevas para las ya existentes. 

Creo que a todos nos queda claro cuando hay palabras nuevas, ¿verdad? Sobre todo, son palabras que generalmente surgen por los avances tecnológicos que se dan a pasos agigantados. 

Pero, ¿nos queda igualmente claro cuando hay una nueva acepción? Aquí les va un ejemplo de la vida real, el cual concuerda con una parte del excelente artículo del blog de Redacción sin Dolor titulado «Superman», Supermán y el bizarro Bizarro: lecciones de español que nos dejan los cómics (pueden dar clic aquí para leerlo).

La palabra en cuestión es bizarro. Al buscarla en mi "pequeño" diccionario, la definición presenta dos acepciones, como pueden ver en la fotografía.

Para bizarro, dos acepciones y ya.

Sinceramente, aunque he escuchado y leído la palabra bizarro muchísimas veces desde mi infancia, nunca había sido con ninguno de los contextos que encontraba en los diccionarios. Pero, como bien explica el artículo de Redacción sin Dolor mencionado arriba, la Real Academia Española (la RAE, para la raza), agregó una tercera acepción la cual —ahora sí— ya hace total sentido a la idea que se expresaba en las lecturas y programas de televisión que veíamos.


Para bizarro, la tercera fue la vencida.

Ahora, mi "pequeño" amansaburros se siente incompleto, pero aún tiene muchísimas más palabras que me son útiles.

Eso sí, lo que hago ahora cuando siento que las explicaciones del significado que encuentro en mi diccionario no se acoplan a lo que estoy leyendo, busco en los medios electrónicos para buscar la información más actualizada. A continuación les comparto unos de los sitios que reviso:

  • El diccionario de la Real Academia Española [liga: dle.rae.es]


Por supuesto, también recomiendo leer el blog de Redacción sin Dolor, cuyos artículos, que aunque breves son buenísimos.


Abracemos el cambio en el idioma, mis queridos cuatro lectores; aceptémoslo, pues, como ya nos hemos dado cuenta, es incontenible. 


Hasta la próxima.