jueves, 18 de diciembre de 2025

«Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo…»

Artículo publicado originalmente en la página Vinisfera.com el 26 de abril de 2010

Imagen cortesía de Vinísfera

Tenemos un marcado gusto por crear superhéroes, rockstars, iconos. Pero, ¿es esto saludable para nuestra industria vitivinícola?

Por Rafa Ibarra

26 abril, 2010

Hace una semana, por medio de Twitter, Vinísfera sugirió el siguiente tema con la intención de abrir un vino-debate“Hugo o JOse, ¿Por qué?. Evidentemente, el portal se refería a los enólogos Hugo D’Acosta y José Luis Durand.

Ante la sacada de onda general hubo a quien hasta le pareció agresiva la pregunta. Ésta fue replanteada con la idea de clarificarla, quedando así: «¿Qué enfoque enológico prefieres o por qué te gustan Hugo D’Acosta y José Luis Durand?.

Algunos agarraron un partido u otro y lo justificaron;  otros (me incluyo) dimos opiniones mostrando imparcialidad al respecto. Pero se me hizo muy curioso cómo, de entrada, la raza pensó que la idea de este debate era para echarles tierra a estas conocidas figuras del mundo del vino en México.

Estoy completamente seguro que no había mala intención al hacer la pregunta. Aún así, no me agradó y paso a explicarles los porqués.

Primero, porque crea división. Quizás solo mentalmente, pero división al fin y al cabo. Quienes ni se habían planteado dicha pregunta empezaron, en algunos casos, a pensar en las virtudes y defectos de los vinos elaborados por estas personas.

En otro caso, hubo quienes tomaron partido por moda, por oídas, o solo porque sí. Ni uno ni otro puedo considerarlo como el mejor de los casos. Porque en nuestra naciente e inmadura cultura del vino mexicano, creo que no conviene fomentar divisiones, mentales o reales. Si hay algo que nos hace muchísima falta —y no lo digo solo yo—  es unidad en nuestra industria vitivinícola nacional.

Me parece que la pregunta con que inicia este texto es equivalente a decir: «¿cabernet sauvignon o merlot?». Son variedades diferentes. Los mejores vinos tintos del mundo se elaboran con mezclas en las que ambas uvas participan. ¿Ven la importancia de la diversidad? Además, si no la tuviéramos, qué aburrido sería el vino, en México y en todo el mundo.

La segunda razón por la que no me agradó la pregunta, voy a plantearla así: ¿acaso los únicos enólogos en México en que nos debemos fijar son Hugo D’Acosta y José Luis Durand?, ¿dónde dejamos a Laura Zamora, Hans Backhoff, Víctor Torres Alegre, Camillo Magoni, Christoph Gaertner, Miguel Ángel de Santiago y Francisco Rodríguez (por nombrar solo algunos)? Creo que ellos también han hecho los méritos suficientes —y algunos hasta más— para que investiguemos sobre ellos y los incluyamos en nuestras futuras conversaciones sobre vino mexicano.

Es cierto que los enólogos más mediáticos en México son D’Acosta y Durand, no lo podemos negar. Tampoco podemos ignorar que en nuestro México lindo y querido tenemos una especial facilidad y un marcado gusto por crear superhéroes, rockstars, iconos. Pues que se siga haciendo en ámbitos como el fútbol, las telenovelas y la política, no hay problema. Pero, por favor, no lo extrapolemos a nuestro querido mundo del vino. ¿De acuerdo?

Mientras escribo estas líneas, en Ensenada se está llevando a cabo el XI Festival de las Conchas y el Vino Nuevo, evento que da inicio oficial a las Fiestas de la Vendimia 2010, en el cual todas las bodegas de los valles exhibirán sus vinos. Presentes estarán la gran mayoría de los enólogos y propietarios de las bodegas, mostrando orgullosos el fruto de su trabajo y su propuesta para nosotros, los consumidores. Diversidad. Armonía. Convivencia. Eso es lo que queremos, ¿o no?

Si acaso en el futuro alguien nos llega a hacer nuevamente esa pregunta, ya sea con o sin mala intención, habremos de responder sin dudar: «¡Los dos!».

www.elmundoderafaibarra.com

N. de la R. (Carlos Valenzuela):

Como complemento a la nota de Rafa, y aclaratoria sobre la intención de la pregunta original, cabe decir que ésta es tan válida como cuestionar sobre tu preferencia sobre las peras o las manzanas, en el amplísimo y delicioso mundo de las frutas. Quizá tu fruta favorita es la sandía, pero la pregunta expresa no tiene la intención de saberlo, como tampoco quiere comenzar una lucha entre los dos frutos. Simplemente de entre esas dos opciones; ¿cuál prefieres, y por qué?

Así pues, en nuestra pregunta: «¿Qué enfoque enológico prefieres o por qué te gustan Hugo D’Acosta y José Luis Durand?» El debate propuesto es sobre la enología; sobre qué caldos has probado, sobre si tu gusto personal va más sobre la línea de potencia y expresión de terroir que es el discurso tradicional de Hugo, o sobre la búsqueda de la perfección vitícola y enológica de JOse. El avance real en este y otros temas se dará solo en la medida que debatamos la idea y no a la persona. Nunca se preguntó quién te cae mejor, a quién prefieres, cuál es tu enólogo favorito de toda la historia… La pregunta es una, y es clara: ¿Cuál enfoque enológico prefieres? Ojalá sirva este foro para saberlo, pues es hora de que al menos para mí, hay muchos vértices del gusto mexicano por el vino que son incógnitas y pienso seguir buscando su definición.

–CV.


miércoles, 17 de diciembre de 2025

¿Y qué pasa...? | por Rafa Ibarra


¿Y qué pasa...?

por Rafa Ibarra



¿Y qué pasa cuando no puedes ser tú, 
cuando no debes ser tú?

¿Y qué pasa cuando ser tú
no es suficiente?

¿Y qué pasa cuando te piden ser alguien más,
cuando te piden seguir unos pasos inalcanzables, 
divinos...?

¿Y qué pasa cuando te esfuerzas con todo tu ser,
y te acercas lo más posible,
y te dicen que "no es suficiente"?


¿Y qué pasa si en ese proceso 
te pierdes,
y en la confusión 
ya no sabes quién eres?


¿Y qué pasa si cuando tratas de buscarte de nuevo,
te vuelven a decir que tu nuevo yo "no es suficiente"?


¿Y qué pasa si te abandonan por eso?


¿Y qué pasa si ya no te encuentras...?


¿Y qué pasa si todo fue mentira,
y siempre estuviste solo?


¿Y qué pasa... 
si ya no estás?


¿Y... si nunca estuviste?


domingo, 14 de diciembre de 2025

Hablemos la neta: ¿hacer cerveza es cocinar, sí o no?

Como ustedes, mis queridos y a veces concurrentes cuatro lectores, ya sabrán, en este blog buscamos siempre decir la verdad, o como decimos en México: hablar la neta. Pues en esta ocasión, retomo parte de la muy amplia entrevista que le hice al jocoso Mr. Moustache, aka Eslem Torres (leer aquí la primera parte), en abril del 2025, para compartirles la respuesta que me dio a una pregunta directa y sin rodeos que le hice. 

La pregunta

Dicha pregunta fue planteada de la siguiente manera: "Dicen que, a diferencia del vino (que depende de la calidad de la uva —que si llovió o no este año, que si se abonó bien la tierra o no, que si se cuidó bien la vid o no, etcétera—), hacer cerveza es cocina. ¿Tú qué dices?"

El contexto

Antes de compartirles la respuesta de Eslem, quiero aclarar que él mismo mencionó esa expresión (en la grabación que tengo) para referirse a la elaboración de sus cervezas ("Cuando voy a cocinar..."), por lo que creo que Eslem no la tomó como una manera de devaluar o depreciar su arduo trabajo, sino como lo que es: una forma de sobresimplificar demasiado las implicaciones de hacer buena cerveza, una frase salida de los labios de algún esnob del mundo del vino (que abundan, créanme). Pero a Eslem, siendo el jocoso Eslem, se le resbalan esos "ataques".

Eslem cocinando su cerveza
(Foto cortesía de Eslem Torres)


Por otro lado, quienes hemos investigado con más profundidad que el consumidor despreocupado sabemos que, efectivamente, hay recetas a seguir para hacer determinados estilos de cerveza. Hay muchos libros que incluyen tales recetas. Aquí les muestro uno que se consigue en Amazon.



Algunas de las recetas que este libro contiene

La respuesta de Eslem

Creo que decir "cocina" viene demeritándolo [al proceso], pero no creo que estén completamente equivocados. 

Yo creo que hacer cerveza es más bien biología e ingeniería: es un proceso bioquímico, y la tecnología y la ingeniería [son] para mantener ese proceso constante. 

Tenemos la ingeniería y la biología para, si tenemos una mala malta, saber cómo combinarla y agregarle la levadura, que se le tenga que dar algún potenciador con alguna enzima —darle un dopaje deportivo a la levadura— que realmente son nutrientes para compensar. Además, si mi malta en vez de darme 15 grados Plato* de gravedad con el azúcar que trae me va a dar 14, pues le agrego un costal más.

*Nota importante: Los grados Plato son una medida de la cantidad de azúcar en el mosto y, en última instancia, en la cerveza final. El cervecero debe medir el contenido de azúcar utilizando un instrumento como un hidrómetro o un refractómetro. Esto se mide antes de que comience la fermentación y luego de nuevo cuando la fermentación ha terminado y la cerveza se envasa.

Más bien, aquí no hay recetas. O sea, sí hay una receta base, pero tú tienes que respetar el perfil final que vas a requerir. Si mi receta dice diez costales de malta base y uno de malta cristal, yo no puedo seguirla al 100% todas las veces, porque a lo mejor este lote de malta viene diferente al anterior; microcosas, pero a lo mejor tiene más proteína porque fue un mal año, tiene menos azúcares, viene más turbio o el cristal viene ligeramente más tostado. Usualmente, si el lote es igual que el anterior, ya no batallo y sigo la receta.

Y [así] tienes un producto que es constante. Porque yo ya sé los alfaácidos que tiene mi lúpulo, porque lo compré de la región alemana que siempre lo compro. Resulta que tiene una variación de alfaácidos, pero eso no quiere decir que en el hervor en vez de medio kilo le voy a agregar, por ejemplo, 480 gramos, porque yo quiero llegar a un punto de amargor exacto. Eso sí lo puedo modificar.


Con el grano pasa igual. Yo necesito mis 15 grados Plato de azúcares. ¿Cómo voy a llegar a ellos? Con la malta que tengo. Si van a ser 250 o 275 kilos, yo ya sé el perfil que quiero de la levadura. Para que mi levadura sea muy limpia necesito meterle 0.75 gramos por litro, si esta es nueva; si es reusada, tengo que llevármela al laboratorio para checar cuántas células tengo, cuántas requiero para no tener una fermentación estresada, y que fermente con el perfil que quiero.

Todo eso, pues sí es una receta; pero también es ingeniería de proceso. Como te decía, es un bioproceso.

—Entonces, le tienes que estar ajustando.

Ajá. Porque tenemos un dicho muy común entre nosotros [los cerveceros]: "Yo no hago cerveza; yo hago mosto".

La levadura hace la cerveza. Mi trabajo es darle las características esenciales y necesarias para que ella haga su trabajo. Muchas veces he pedido que hagamos un letrero de Empleado del Mes y pongamos [la foto de] una célula de levadura.


La jocosa idea de Eslem

Porque si la levadura dice no trabajo, ya te amolaste y no hay cheve.

Y de repente nos mete unos sustos; sobre todo cuando es levadura reutilizada. Usualmente, yo programo mis cocinadas para sacar la levadura de un tanque y meterla directamente en otro. Está terminando de jalar [trabajar] y póngase a jalar otra vez.  

También puedo sacar la levadura, almacenarla en otro tanque, guardarla en frío y luego volverla a utilizar. Cuando hago eso, a veces se tarda un poquito en arrancar. Puede tardar 12 horas o hasta un día más, a veces. Y sí me saca un susto. ¿Arrancará? ¿No arrancará? ¿Qué hago? ¿La revuelvo, le meto más? Ahí ya es el proceso para que se active. Pero, a veces, si la levadura no jala y el mosto está ahí se puede contaminar. Tenemos que comprar levadura nueva, reponer el proceso y ya perdimos unos días.


—¿Qué me puedes decir del agua?

El agua la puedes modificar a tu gusto. Tenemos ósmosis inversa, le puedo agregar sales o tener una salinidad muy limpia, una dureza muy ligera o dura (sic), dependiendo del estilo que quiera. Puedo simular cualquier tipo de agua, prácticamente.

—¿Inyectas en tu cerveza el dióxido de carbono?

Sí. No hacemos carbonatación natural.

—¿Existen defectos que surjan en el proceso que se puedan corregir y otros que no?

Así es. Por ejemplo, entre los que sí se pueden corregir está el aroma a azufre, y hay varias maneras de hacerlo. El [defecto] butírico (aroma a vómito de bebé) no hay manera rápida de arreglarlo, además de que la cerveza que se logra rescatar no puede ser del mismo estilo que se pretendía al principio.

Por el contrario, el [defecto de] diacetilo no se puede corregir.

Conclusión

No sé si estén de acuerdo conmigo, mis analíticos cuatro lectores, pero creo que nos queda muy claro que hay muchos más factores en el proceso de elaboración de buena cerveza de lo que podemos imaginar. De hecho, si simplemente pensamos en el control de la temperatura del mosto durante el proceso (que no mencionó Eslem porque ya lo tiene automatizado), nos impactaría.

Pero, imagínense que un insumo importante del proceso como la malta base o el lúpulo o la levadura, ya no fuera posible conseguirlo. Tú ya tenías bien dominada tu receta base con esos ingredientes que ya sabías bien cómo se comportaban y cómo los podías ajustar. Ahora vas a tener que experimentar y ver cómo se comporta ese nuevo insumo con los demás, para mantener el perfil que tu clientela ya conoce y aprecia. Es una ardua labor, sin duda.

Afortunadamente, en cervecería Huerca (cervezahuerca.com) Eslem cuenta con una mini planta para hacer experimentos en pequeño antes de lanzarlos a gran escala.

Poquito porque es bendito

Entonces, aunque por cariño los cerveceros le llamen cocinar a su proceso, este es bastante complejo.


La entrevista con Eslem da para otros artículos más, así que por el momento dejemos la nota hasta aquí. Espero que haya sido de su agrado.

¡Ah! Y no dejen pasar la oportunidad de probar las creaciones de Eslem más accesibles (al menos en las tiendas HEB de Monterrey): las cervezas Huerca.

Buenísimas las cuatro huercas


Con el jocoso maestro cervecero Eslem Torres 

Hasta la próxima.



sábado, 13 de diciembre de 2025

La importancia del uso de las palabras precisas

Mis discentes cuatro lectores, en esta ocasión quiero compartir una reflexión que he traído atorada en la mente desde hace rato. Esta tiene que ver con la gran importancia de utilizar las palabras precisas para comunicarse. Como me recordó hace poco mi amigo Erick, esto está relacionado con la regla número 10 del libro de Jordan B. Peterson titulado 12 Reglas para Vivir (Planeta, 2018). Dicha regla es: A la hora de hablar, exprésate con precisión.

Hace poco vi un video en el cual la lexicógrafa Laura García Arroyo (quien desde el año 2003 ha participado en el programa del canal 22 llamado La Dichosa Palabra) también comentó el valor de usar las palabras correctas cuando hablamos o escribimos (pueden ver esa magnífica entrevista en esta liga).


Las palabras deben ir donde deben ir

Como varios lingüistas han dicho —entre ellos la mencionada Laura García y mi maestro de redacción Marco Mora (redaccionsindolor.com)—, muchas veces usamos palabras creyendo que son sinónimos de otras y no es verdad. Por lo tanto, las estamos utilizando mal. Esto, desafortunadamente, puede llevar a malentendidos e interpretaciones equivocadas.

La solución

¿Cuál es la solución? Usar un diccionario para asegurarse de que la palabra que vamos a utilizar realmente signifique lo que queremos decir o escribir. Hoy en día existen tantas herramientas digitales disponibles como los recursos que la Real Academia Española [RAE] pone a nuestra disposición en su página oficial rae.es, que no tenemos que andar cargando el tumbaburros (como llamamos en México al diccionario) a todas partes. Además, contamos con la página de la Fundación del Español Urgente (Fundéu) asesorada por la RAE, cuya liga es fundeu.es, y con el Diccionario del Español de México [DEM] que se ubica en la liga dem.colmex.mx. Por falta recursos, no hay excusas.

Un ejemplo

Ejemplos de palabras mal utilizadas hay muchos. Viene a mi cabeza, por ejemplo, una palabra que recientemente ha desarrollado una muy mala reputación, al grado de ser utilizada para indicar algo negativo, algo despectivo. Esa palabra es privilegio. Vamos a analizarla.

En primer lugar, busco en mi "pequeño" diccionario Larousse.


En la entrada privilegio encuentro las siguientes tres acepciones:

  1. Ventaja o exención especial o exclusiva que se concede a alguien.
  2. DER. Nombre que tomaba en el derecho antiguo una ley cuando no atendía al interés general, sino al de un particular, como un nombramiento, o al de una localidad.
  3. DER. Documento en el que consta la concesión de un privilegio.

Al buscar la palabra privilegio en la página de la RAE, no encontramos mucha variación con la definición del Larousse. Ahí dice:

  1. m. Exención de una obligación o ventaja exclusiva o especial que goza alguien por concesión de un superior o por determinada circunstancia propia.
  2. m. Documento en que consta la concesión de un privilegio.

En la página de Fundéu hallamos lo siguiente:

Privilegio procede del latín privilegium, formado a partir de privum y lex, que significa ‘ley o medida excepcional (que concierne exclusivamente a un particular)’, y también ‘inmunidad’, ‘prerrogativa’, ‘exención’, ‘privilegio’.

Tanto el Larousse como la página de la RAE indican que el origen es la palabra latina privilegium, pero no explican su etimología como sí lo hace Fundéu.

Creo que ya tenemos el cuadro completo. Vamos ahora a pasar esta información por el crisol. Empecemos.

Según el sentido original de la palabra privilegio, se infringe el principio liberal de una igualdad ante la ley. Por lo tanto, esta palabra tiene —y con mucha razón— una connotación negativa.

Expliquémoslo con un ejemplo. Supongamos que el organismo gobernante de cierta ciudad estableciera una ley en la que todos los panaderos deban pagar cierto impuesto por producir pan. Pero, ese mismo organismo permite que unos pocos panaderos no tengan que pagar ese impuesto, lo cual evidentemente es una ventaja para estos. La exención de esa obligación es un privilegio que se les concedió. Sin importar el motivo por el cual fueron privilegiados (compadrazgo, amiguismo, soborno, etcétera), esto representa una desventaja para el resto de los panaderos.

Por lo tanto, decir que alguien recibió un privilegio, semánticamente no es algo positivo sino todo lo contrario.

De Guatemala a Guatepeor

Ahora bien, si añadimos un par más de palabras a la que nos atañe en este ejemplo, el significado se puede empeorar.

Privilegio de servicio. ¿Qué quiere decir esto? Con base en lo que ya hemos analizado, da la idea de que alguien recibe una ventaja o exención especial al realizar cierto servicio. Es decir: mientras los demás deben cumplir con cierto servicio como lo indica la ley o las instrucciones de cierta organización, los privilegiados (quienes recibieron ese privilegio) no tienen que hacerlo. Por decirlo así, ellos están por encima de esa ley. Lo que se les aplica a los demás no se les aplica a ellos. 

Esta es la razón por la que muchos que tienen un privilegio de servicio, sobre todo cuando está la política involucrada, se aprovechan de esa ventaja que tienen, pasando por encima de aquellos a quienes prometieron servir. Es obvio que no únicamente sucede en las organizaciones políticas, sino en cualquier otro ámbito.

"Aún hay más"

Como decía el conductor de televisión, Raúl Velasco: "Aún hay más". Si agregamos la palabra inmerecido a privilegio, estamos ante un pleonasmo en toda regla desde diversos puntos de vista, como el legal y el moral. Si el significado de privilegio ya nos indica que se está pasando por encima de los derechos de los demás al darle una ventaja especial o exclusiva a alguien, queda claro que evidentemente ese privilegio es inmerecido a los ojos de todos los que sufren por la ventaja que se le dio al privilegiado.

La sugerencia

Creo que la palabra precisa que se busca en este caso es designación. Es de notarse que no debe confundirse con la palabra asignación, que viene del verbo asignar y cuyas acepciones no expresan lo que se está buscando.

Designación, de acuerdo con la RAE, significa lo siguiente:

  1. f. Acción y efecto de designar (‖ señalar para cierto fin).
  2. f. Función lingüística mediante la cual se hace referencia a las personas y a las cosas.

La primera acepción es la que nos interesa, la cual nos lleva a revisar el significado del verbo designar, que es:

  1. tr. Formar designio o propósito.
  2. tr. Señalar o destinar a alguien o algo para determinado fin.
  3. tr. Denominar, indicar.

Nos queda claro que la segunda acepción (que me permití subrayar) es la que refleja fielmente lo que se quería decir.

De manera que, la expresión precisa sería que alguien recibió una designación de servicio. Entendemos entonces que cierta persona fue señalada o destinada para el fin de servir en algunas facetas.

Esperaríamos que dicha persona recibiera dicha designación, no de manera inmerecida (de nuevo: por compadrazgo, amiguismo, soborno, etcétera) sino merecidamente, porque —como dice la definición del verbo merecer— es una persona digna de recibirla.

¿Ven lo maravilloso de expresarse de manera precisa? Es la única forma de verdaderamente ampliar nuestro vocabulario y nuestra visión del mundo.


Hasta la próxima.



domingo, 7 de diciembre de 2025

Flöw Cabernet Sauvignon | Flöw | 2021 | México | Tinto | Seco

Mis festejados cuatro lectores, como estamos celebrando el primer aniversario de este blog,  correspondía hacer lo propio con una cata de aniversario, ¿no creen?

Para esta conmemorativa reseña quería degustar un vino que estuviera a la altura de las circunstancias... y no me equivoqué en la elección. 

Flöw Cabernet Sauvignon 2021

Este vino de Flöw, elaborado por mi camarada sommelier y winemaker Osvaldo Tinoco, vaya que sacó la bola del cuadro.

Con el buen Osvaldo Tinoco

Y, sin duda, lo mejor fue disfrutarlo con mi querido y hospitalario amigo y hermano Kike, en la comodidad de su casa. Feels like home, bro.

Mi bro, el buen Kike

Procedamos con la reseña; como decimos en México: ¡Vámonos recio!

  • Vino: Flöw Cabernet Sauvignon
  • Cosecha: 2021
  • Productor: Flöw  (IG @flow_wine )
  • País: México
  • Región: Valle de Santo Tomás, Baja California
  • Uvas: 100% cabernet sauvignon
  • % alcohol: 14.0
  • Comentarios: rendimiento: 3500 kilos por hectárea; edad de las vides: 48 a 50 años; 24 meses en barrica de roble americano de primer uso; enóloga: Laura Chiappella y su esposo, Fernando
  • Precio: $990.00 pesos mexicanos (directamente con el productor)
  • Volumen: 750 ml
  • Calificación Precio/Calidad: ***** (5 de 5)
  • Disfrutado el día: 3 de diciembre de 2025

A ver, necesitamos hacer una pausa más que obligatoria en este momento. ¿Por qué? Es que hay mucho que mencionar sobre este vino antes de siquiera probarlo. 

Para empezar, la edad de las vides del Valle de Santo Tomás (uno de los más famosos en México en el cultivo de uva para vinificación) de las cuales procede este vino: ¡entre 48 y 50 años!  Cuando las plantas son jóvenes, estas dan uvas con poca personalidad, medio insípidas. Pero —como pasa con las personas también—, cuando ya llevan a cuestas unas cuántas décadas, su personalidad es sólida y definida. Claro, el cuidado y crianza jugarán un papel preponderante; pero si la materia prima está, por así decirlo, muy verde, no esperemos un resultado sorprendente. Con este vino, ese no es el caso.

El mismo Osvaldo me contó que al ver la calidad de esta uva de cepas viejas dijo: "¡No sé qué hacer con esto! No quiero regarla (equivocarme), pues tiene mucha calidad". Entonces, humildemente, le pidió ayuda a la enóloga Laura Chiappella y su esposo Fernando, quienes, en palabras del propio Osvaldo:  "Hicieron un gran trabajo; se lucieron".

¿Y se fijaron en el rendimiento de la hectárea de este viñedo de cabernet sauvignon? ¡Únicamente 3500 kilos (tres y media toneladas)! Para que nos quede claro: el rendimiento promedio de vides para cultivar uva para vino de mesa de buena calidad es de entre 5 y 12 toneladas por hectárea. Esto nos da la idea de porqué este es un vino que cae en la categoría de premium.

Como nota cultural: los vinos de menor calidad o para consumo masivo salen de viñedos con rendimientos de entre 20 a 40 toneladas por hectárea. Imposible sacar un vino premium de ahí, pero sí pueden salir algunos buenos vinos de diario.

Otra cosa para tomar en cuenta: el vino reposó —fíjense nomás— por 24 meses en barricas de roble americano nuevas, es decir, de primer uso. Esto solo es recomendado cuando tienes uva de sabor tan potente que pueda competir con el recién tostado de una barrica. Cuando haces esto con uva que es joven o débil, el resultado será un jugo de madera digno de un pájaro carpintero. Me ha tocado probar cosas así, y créanme que es una experiencia terrible.

Otra nota cultural: si la uva no es tan potente en sabor, puede usarse barrica de segundo o tercer uso; su aportación al vino no será tanta, sino más bien sutil.

Ahora sí, vamos a hablar de este vino de Flöw. Empecemos por la vista. Es de un profundo y limpio color rojo granate.

Flöw Cabernet Sauvignon 2021

En nariz es todo un concierto de aromas que van desfilando como en pasarela, poco a poco, mientras va abriéndose. El buqué lo describiría con dos palabras: elegancia y perfume. Algo magnífico es que las notas a frutilla roja no están solapadas con las notas ahumadas de la madera, sino que están tan bien integradas que forman esa nota perfumada que dura hasta que se sirve la última gota. Además, hay ligeras notas minerales (piedra mojada) y herbales.

El momento culminante llega al probarlo, y ... ♪ Heaven, I'm in heaven...¡Wow! Todos los sabores confirman los aromas: la frutilla (arándano, ciruela, higo), el humo suave y generoso, la ligera nota mineral y la nota herbal. Obviamente, se trata de un vino seco (no dulce), que posee un cuerpo pleno, pesado, pero no goloso sino pulido. Junto a una magnífica acidez mediana los taninos están presentes, pero en un nivel agradable. A pesar de sus 14 grados de alcohol, éste no se nota en absoluto. Y su muy largo final (más de 8 segundos) hace que cada sorbo sea una delicia duradera.

"Un agasajo", como diría mi buen amigo Kike.

Tal como indica la contraetiqueta, es un vino versátil que puede acompañar platillos de muy variadas maneras. En esta ocasión, optamos por una parrillada de carne asada, la cual quedó muy bien en taquitos —harina y maíz— con salsita verde, papita Galeana, limón y sal. Y es que este vino está tan balanceado por sí solo que requiere que se acompañe con un platillo equilibrado de sabores también.

Pásele pariente a hincarle el diente

Como ya se podrán imaginar, a este vino le doy 5 de 5 estrellas en mi Relación Precio Calidad (RPC). Bien ganadas.


Si desean probar este vino, échenle una llamada o un mensaje de Whatsapp al buen Osvaldo a cualquiera de estos dos números de celular: 81 1807 0815 y  81 2608 7553.

Esta fue una gratísima experiencia con un buen amigo, con un buen vino y con un buen motivo. La triada perfecta.


Hasta la próxima.


sábado, 6 de diciembre de 2025

Primer Aniversario del Blog

Mis siempre apreciados cuatro lectores, a partir de aquel primer artículo publicado en este su blog de confianza, hemos completado juntos una vuelta alrededor del sol. Así es, ni más ni menos: el primer aniversario de esta nueva aventura de la blogósfera.


Han sido muchas cosas las que han sucedido, tanto fuera como dentro del blog. Cuando lo retomé, sinceramente, no sabía el camino que éste tomaría. Pero ¿saben qué? Me ha gustado lo que me ha sucedido, lo que he podido plasmar con palabras e imágenes, lo que les he podido compartir.

En resumen, esto es lo que me alegro de haber podido hacer:

Mis notas de cata

Han sido un total de 47 notas de cata, de la misma cantidad de vinos diferentes. Eso da un promedio cercano a una reseña por semana. La verdad, tengo aún unas cuantas pendientes de redactar, pero 47 es un muy buen número, ¿no les parece?

Y las que faltan

Agradezco a todos y cada uno de quienes estuvieron compartiendo conmigo estas degustaciones enófilas, las cuales condujeron a las descripciones aquí compartidas.


Reconectar con antiguos camaradas

Volver a ver, a saludar y conversar con gente que aprecias de tu pasado es otra de las cosas padrísimas que ocurrieron este año. Con algunos fue en persona; con otros, por llamadas, correos o mensajes. Sin importar el medio, siempre me dio mucho gusto volver a contactarlos.

Joel Meza

Álvaro Ptacnik (Vinos Shimul)

Abel Bibayoff

Eslem Torres

Salvador Costa

João Cavaco

Osvaldo Tinoco (Vinos Flöw)

Guffo Caballero

Mudo Vzz

Julio Grinberg

Neftalí Avitú


Temo Villasana


Nueva camaradería

Claro que hubo nuevos camaradas y nuevas amistades en este período; otra cosa más que agradecerle al de allá arriba.

Arturo y Elidia de Haro (Vinos Raíz de Plata)
[Foto tomada de Facebook]

Los Rodríguez Sandate

Los Rincón Peña

Reforzando amistades

Por supuesto, mis mejores amigos siempre estuvieron presentes y dispuestos a compartir una copita o conversar un rato (si no, ¿quién va a arreglar el mundo, eh?)

el Kike

el Erick

el Eliel

el Saúl

La niña de mis ojos

Sin ella, esta aventura simplemente no sería: mi esposita Elsa. 

♥ ♥ ♥ ♥ ♥

Más allá de vino

Noto con sorpresa que lo que más he publicado son artículos sobre reflexiones personales: 51 en total. No han sido fáciles de escribir —como la historia de Gregorio—, pero han valido la pena. Ha sido catártico.

Con el jefe de jefes: mi apá

Plumas invitadas

Me ha agradado incluir la escritura de camaradas invitados en la sección Crianza en tintero. De hecho, el artículo más leído hasta el día de hoy es de esa sección, y se titula Una reflexión sobre el arte, de AmramR. Espero tener más textos que compartir de él y de Ernesto Clemenza en el futuro.


Redacción sin dolor

Y cómo olvidar el taller/curso de redacción que tomé hace poco, el cual siento me ayudó muchísimo; sin duda, me abrió completamente el panorama sobre todo lo que puedo aprender y mejorar. Muchas gracias al Instituto Sandro Cohen y a RedaccionSinDolor.com.

Hay mucho por aprender


¿Qué esperar para el 2026?

Sin duda, la gran ausente ha sido la cerveza. Pero en enero me propongo empezar con una cata de cervezas en toda regla, la cual —ustedes no están pa saberlo ni yo pa contarlo— ya ando agendando con un buen amigo.

[Foto de archivo]


"Solo se puede escribir en libertad"

Lo sigo sosteniendo: para poder escribir, para poder expresarte es indispensable sentirte libre. Obviamente, la autocensura proviene de tu educación, de tus valores, de tus creencias. Pero debe venir de ti mismo, no de afuera. Una autocensura mal entendida puede conducir a privarte de un placer que no tiene nada de malo —como escribir un blog sobre vino—, pero el dedo flamígero de tu superyó puede llevarte a desaparecer. Manden el qué dirán a la basura.

Sin título


Ustedes

Finalmente, gracias a ustedes, mis cuatro fieles lectores, por estar ahí, dedicando unos minutos a leer estas líneas. Brindo por ustedes.

¡Gracias!

Así que... vamos por varios años más de estos. ¿Les parece?

Hasta la próxima.