domingo, 17 de agosto de 2025

"¿Por qué querrías hacer eso?"

Les cuento, mis siempre apreciados cuatro lectores, que durante la primera etapa en que tuve cuentas en redes sociales —de hecho, fue un par de meses antes de que decidiera cerrarlas— leí un tweet (o publicación de Twitter, la red social hoy renombrada como X) que me impactó mucho. La publicó Will Phillips, un comediante y escritor, en su cuenta @TheThryll, y afortunadamente la pude rescatar, por lo que a continuación se las comparto:

Tomada de Twitter.

En español dice lo siguiente:

________________

'Traté de explicarle Twitter a mi papá, pero su argumento "¿Por qué querrías hacer eso?"  resultó ser a prueba de balas.'

________________

Desde entonces, cuando recuerdo esa publicación, me pongo a pensar qué cosas en particular le pudo haber explicado Will a su papá para recibir esa lapidaria respuesta. Cosas a las que hoy se agregarían otras que también se podrían hacer con  Facebook, Instagram, TikTok, YouTube y tantas más aplicaciones de redes sociales actuales. Imaginemos algunas.

"Puedes tomarle fotos a lo que estás comiendo y compartirlas a toda la gente para que las vean".

"Puedes comentar en las fotos de comida u otras cosas que compartieron otras personas para dar tu opinión".

"Puedes grabar un video de ti mismo explicando tu opinión sobre cualquier tema y compartirlo a toda la gente para que lo vean".

"Puedes comentar en los videos que compartieron otras personas para dar tu opinión al respecto".

Y no pongo más ejemplos porque creo que con esos basta. Ahora, imagínense al papá de Will —asumo que al menos unos 20 años mayor que él— responder a cada una de esas explicaciones diciendo:

"¿Por qué querrías hacer eso?"


Claro, entiendo que para ese señor las redes sociales eran algo nuevo, pues su generación (igual que la mía, la Generación X) no creció con ellas.

"Esta dama viene de una generación que sabe cómo disfrutar el momento"

Tambien entiendo que las redes sociales tienen un lado positivo, como el permitir que familias estén en contacto aunque sus miembros vivan muy lejos unos de otros, por ejemplo. Eso es positivo. 

Pero —siempre hay un "pero" y este es enorme—, desafortunadamente los aspectos negativos  de las redes sociales superan por mucho a los positivos. No voy a ahondar en eso, porque ya hay mucho material en estudios, artículos, videos y documentales disponibles que lo demuestran, pues ya han pasado casi dos décadas de que las redes sociales se popularizaron e hicieron de uso masivo, y ya se ha medido el impacto negativo en la salud emocional, mental, física y espiritual que ha tenido, principalmente en las generaciones más jóvenes, aunque no exclusivamente a ellos.

Pueden ver el documental de Netflix "El Dilema de las Redes Sociales" (trailer aquí), la entrevista a Simon Sinek respecto a los milenials (video aquí), el video corto de Bo Burhham explicando lo que Douglas Rushkoff predijo del peligro de las redes sociales (video aquí), o leer los libros de la Dra. Marian Rojas Estapé, pues en cada uno de los tres primeros explica el daño que causan las redes y las pantallas —sobre todo en el último, Recupera tu mente, reconquista tu vida. También hay videos suyos de entrevistas donde lo explica.

Creo que pocos han captado la magnitud del problema, como el fotógrafo francés Antoine Greiger.

Fotografía de Antoine Geiger


Fotografía de Antoine Geiger


Fotografía de Antoine Geiger


Fotografía de Antoine Geiger

Respecto a cómo los creadores de las aplicaciones de las redes sociales han logrado que la gente se vuelva adicta a ellas —literalmente están embebidos—, me vienen dos frases a la mente:

"El primero principio es que no debes engañarte y que tú eres la persona a la que es más fácil engañar."

—Richard Feyman


"Es más fácil engañar a la gente que convencerlos de que han sido engañados."

—Mark Twain


¿Por qué pensé en esas frases? Porque la mayoría de la gente no se da cuenta de que ya es adicta a las redes sociales, y de que éstas son como un nuevo tipo de droga cuyo uso se ha normalizado para todas las edades.

Y ahora quienes no tenemos cuentas en redes sociales, o sí la tenemos (Whatsapp puede llegarse a usar como tal) pero no publicamos estados, o no nos gusta tomarnos selfies o salir en fotos que luego se compartirán en grupos en los que tenemos que estar (por causas de fuerza mayor, no por gusto), ¡resulta que somos los raros! ¡Háganme el favor!



Me gusta preguntarme: ¿qué hubiera hecho esa misma gente en los años 90, cuando no había redes sociales? ¿Acaso se hubieran tomado una foto con una cámara fotográfica, hubieran mandado a revelar el rollo, le hubieran sacado 100 copias a la foto, y se hubieran ido casa por casa para entregarle la foto a su amigo, familiar o conocido para que la tuviera y supiera lo que estuvo haciendo?

Claro que no lo hubieran hecho, porque suena ridículo.

¿Por qué hacerlo ahora?

Eso lleva a la idea principal que da título de este artículo: ¿Por qué querrías hacerlo?

Una cosa es que tomes una foto de una ocasión especial (que pudiera ser un Momento Kodak) y que guardes esa foto para ti; y otra cosa muy diferente es que saques decenas de fotos de todo lo que haces, de con quienes estás, o peor, de ti mismo(a) y las andes compartiendo con todo el mundo.

Por ejemplo, si estás participando de manera recurrente en una actividad voluntaria que busca ayudar a la gente, ¿por qué tienes que estar subiendo a tus redes una foto de ti y tus acompañantes cada vez que la realizas? ¿Acaso no dice el buen libro que no andes haciendo lo bueno delante de la gente sólo para que te vean? ¿No dice "que tu mano derecha no sepa lo que hace tu mano izquierda"? 

¿Por qué querrías hacerlo?

El buen libro también aconseja que "no sigas a la mayoría de la gente [...] tan solo porque es popular". Es decir, el que la mayoría lo haga no significa que uno mismo lo tiene que hacer.

La Dra. Marian Rojas Estapé recomienda que antes de publicar algo en las redes sociales te hagas la pregunta: ¿qué busco al publicar esto? Es decir: ¿Por qué querrías hacer eso? ¿Cuál es tu motivo? 

Quizás no nos hagamos esa pregunta porque nos da mucho miedo la respuesta, pues sin duda sacaría a flote un problema del que se prefiere evitar hablar: soledad, inseguridad, ansiedad, depresión, falta de autoestima y un gran etcétera.

Y eso es lo que quieren los dueños de las redes sociales: captar toda tu atención el mayor tiempo posible. Que no te des ni la más mínima pausa para reflexionar. Que no pienses. Ellos piensan por ti. Tú sigue mirando tu celular y deslizando tu dedo por la pantalla, atrapado en el scroll infinito. Y sin darte cuenta.


Para terminar, mis cuatro lectores, quiero extenderles esta recomendación súper útil que da tanto la Dra. Rojas Estapé como los entrevistados del documental de Netflix que mencioné al principio: apaga las notificaciones de tu celular. Que seas tú el que use el celular y no el celular a ti.


Hasta la próxima.


domingo, 10 de agosto de 2025

Tu momento Kodak®

Hola, mis queridos cuatro lectores. ¿Saben? Mi papá fue un gran aficionado a tomar fotografías, lo cual le permitió dejarnos un acervo fotográfico familiar muy extenso, que es otra cosa por lo que siempre le estaremos agradecidos. 

Cuadrangular de fútbol infantil en Nova de Monterrey
Fotógrafo: mi papá

Creo que por eso me picó el gusanito de querer documentar gráficamente también, y fue lo que me llevó a pedirle a papá me comprara una cámara fotográfica de regalo. Y, consentidor como pocos, me la compró.

Mi primera cámara fotográfica fue como la que se muestra en la siguiente imagen: una Kodak Instamatic 101.

Foto tomada de internet.

Traía su rollo especial (de esos alargados y delgaditos) y su flash desechable en forma de cubo (4 focos nada más y a la basura el flash). Recuerdo que la recibí en la noche y me moría de ganas de estrenarla, pero papá me recomendó esperar a que hubiera luz de día, por lo que no me quedó más que esperar al día siguiente a iniciar mi carrera de fotógrafo amateur. Tendría yo unos 10 años de edad en ese entonces.

Claro, al principio las fotos me salían desenfocadas, con poca luz y muchos errores que el ímpetu infantil pasaba por alto. Poco a poco, con la práctica, fueron mejorando. En la siguiente imagen, pueden ver en la parte superior un par de las primeras fotos, y abajo como ya no se veían tan mal. Y con la misma cámara.

Mis primeros modelos: nuestro perro, el Doggy, y mis hermanos y primos.

Ah, pero para tener estas fotografías en las manos, no crean que era así de fácil, mis queridos lectores, claro que no. Miren, para empezar necesitabas, además de la cámara, conseguir el rollo fotográfico adecuado para ésta —en mi caso era tipo 110, pero había de 35 mm también—; y los rollos traían diferente cantidad de fotos que podías sacar con estos: 12, 24 ó 36 fotografías. Mientras más fotos, más caro el rollo, por supuesto. Luego, había que meter el rollo en la cámara, lo cual en la Instamatic 101 era sumamente fácil —era tipo cartucho—, pero no puedo decir lo mismo de los rollos de 35 mm —los que usé con otras cámaras que tuve— que al principio era un parto, aunque después mejoró mucho el procedimiento en las cámaras más nuevas.

Muy bien, recuerden que por rollo sólo tienes 12, 24 ó 36 fotografías disponibles —y eso si no desperdiciabas una por error metiendo el rollo de 35 mm, tomando una foto hacia tus pies. Esto significa que tenías pocas fotos por rollo, es decir, no las ibas a gastar en cualquier cosa: las fotografías eran pensadas.

Claro, los fotógrafos de eventos y fiestas, como bodas, tenían que traer el montón de rollos, pues después venderían las fotos, así que se podían dar "el lujo" de traer muchos rollos, pero tampoco desperdiciaban las fotos.

Ahora, supongamos que ya tomaste todas las fotos que le cabían a ese rollo (lo cual sabías porque el rollo ya no se recorría o aparecía una marca en el visor del rollo indicando que se había acabado),  ¿cómo las obtenías impresas?

Los fotógrafos que no éramos profesionales —que éramos la mayoría— no contábamos con un cuarto oscuro de revelado, por lo que acudíamos a servicios de revelado donde llevabas tu rollo, lo guardaban en una bolsa de papel donde ponían tus datos, pagabas el dinero correspondiente a la cantidad de fotos que se iban a imprimir (si querías copias de esas fotos, te las cobraban, obviamente), y te decían en cuánto tiempo te las iban a tener listas. Cuando era niño, sí podían tardar varios días en tener tus fotos impresas, pero a como fue avanzando el tiempo, aparecieron los lugares que ofrecían el revelado en una hora. ¡Una hora! ¡Wow! ¡Sorprendente! De esta manera no tenías que esperar tanto para ver tus fotos, las cuales recibías en físico.

Si querías copias, tenías que llevar los negativos

Todo este esfuerzo implicado, mis estimados lectores, nos llevaba a tener aprecio por las fotografías que tomábamos, y a tener preparada nuestras cámaras para momentos que considerábamos especiales.

Es lo que llegamos a conocer como Momentos Kodak®

Y es que la compañía fotográfica Kodak® popularizó esa frase en la década de 1980 con el objetivo de fomentar la fotografía y la consevación de recuerdos, pues un Momento Kodak® era un instante especial, fuera alegre, emotivo o único, que se consideraba digno de ser capturado en una fotografía.

Con el tiempo, esta frase trascendió, y se utilizó para designar cualquier instante de nuestras vidas que, por su significado o valor, se considera digno de ser recordado, inmortalizado, en una fotografía o vídeo.

Viaje a Disney World en 1996

Así es, mis apreciadísimos cuatro lectores: las fotos que conservamos impresas —previas a la era digital—son valiosas, porque las tomamos por algo en especial, pues sabíamos todo el ajetreo que implicaría llegarlas a tener impresas. Y la alegría  y la emoción que sentíamos al recibirlas en ese sobre de papel era algo especial. Porque recuerden: no sabíamos cómo iban a salir hasta no haberlas recibido impresas. Esa emoción ya no se tiene con las fotos digitales hoy día, pues ya sabes exactamente cómo van a salir un segundo después de que la tomaste. Esa emoción se ha ido, se ha perdido.

¿Significa que ahora, dado que se pueden tomar miles de fotografías con nuestro celular, las fotografías se han banalizado y ha desaparecido por completo el Momento Kodak®? No, claro que no. Yo no iría tan lejos ni sería tan dogmático al respecto, porque recordemos que el significado ha trascendido al equipo o la marca: se trata de captar un instante que sea digno de ser recordado.

Quizás esa foto donde aparecen un par de vasos de Starbucks, con los nombres de él y de ella, sea el recuerdo de la primera cita que tuvieron en su noviazgo, que luego se convirtió en un hermoso matrimonio de décadas. ¿No es un momento digno de ser recordado?

Quizás esa selfi descuadrada, descuidada, con un fondo nada atractivo, sea la última fotografía que te tomaste con un ser querido al que ahora extrañas enormemente porque ya no está contigo. ¿No es un momento digno de ser recordado?

Dicho sea de paso, una gran ventaja de poder tomar fotografías con nuestros celulares, los cuales casi llevamos a cualquier lado, es que, si hay un momento digno de ser recordado, tienes un equipo sumamente fácil de usar para capturarlo.

Nuestra gatita Mimosa durmiendo en nuestra cama

Entonces, sigamos capturando momentos memorables. Y si es posible, les sugiero imprimir las fotos que más les gusten. Realmente es un placer poder volver a tocar esas fotografías y recordar esos instantes que fueron valiosos para nosotros.

Busca siempre tu Momento Kodak®.

Hasta la próxima.



domingo, 27 de julio de 2025

Casa Grande Gran Reserva Shiraz | Casa Madero | 2011 | México | Tinto | Seco

Mis bienaventurados cuatro lectores, antes de pasar a la nota de cata del vino en cuestión, les quiero compartir una historia verídica —mi esposa y yo la vivimos— que enfatizará más la experiencia de probar este ejemplar.

Casa Grande Gran Reserva Shiraz 2011

Corría el mes de octubre de 2009. Para ser más precisos, el día 20, en el cual se efectuó una cata organizada por una importante tienda de vinos de Monterrey en las instalaciones de un importante periódico de la localidad. La cata sería de los vinos de la bodega parrense Casa Madero. Dentro de los vinos presentados, estaría su vino emblema: Casa Grande Gran Reserva Shiraz cosecha 2005.

Vinos de Casa Madero probados esa ocasión

Durante la presentación hecha por un sommelier francés al que conocía, estuvieron presentes el ahora Director de Casa Madero, Daniel Milmo, y el enólogo Francisco Rodríguez.

Daniel Milmo y Francisco Rodríguez
posando amablemente para mi cámara.

Recuerdo claramente que, el sommelier, cuando llegó el momento de probar el vino emblema de Casa Madero, el mayor orgullo de la bodega y su vino más premiado, el Casa Grande Gran Reserva Shiraz, dijo que a ese vino aún le faltaban unos ocho años para alcanzar su potencial.

Como resorte el enólogo saltó al micrófono a salvar la situación diciendo que (palabras más, palabras menos) recomendaba que lo compraran de una vez para tenerlo en guarda y vieran cómo evolucionaba.

Es decir, ese vino estaría en sus mejores condiciones hasta el año 2017. Es decir, 11 años después de su elaboración.

Siempre me acordé de ese momento... hasta que encontré esta botella del año 2011 en una tienda Soriana. ¿Se cumplió el presagio del sommelier francés?

Veamos la nota de cata.

  • Vino: Casa Grande Gran Reserva
  • Cosecha: 2011
  • Productor: Casa Madero (madero.com)
  • País: México
  • Región: Valle de Parras, Coahuila
  • Uvas: 100% shiraz
  • % alcohol: 13.9
  • Comentarios: Botella numerada 140291.
  • Precio: $1,229 pesos mexicanos (en Soriana)
  • Volumen: 750 ml
  • Calificación Precio/Calidad: ***** (5 de 5)
  • Disfrutado el día: 27 de julio de 2025


Botella 140291 de esta cosecha 2011

¿Qué estaban haciendo ustedes, mis queridos lectores, en el año 2011, cuando este vino se estaba elaborando? Me gusta hacer el ejercicio de hacerme esta pregunta cuando abro una botella con más de una década de añejamiento.

Después de este momento de reflexión, pasemos a la nota de cata.

Vista de Casa Grande Gran Reserva Shiraz 2011

Normalmente, los vinos shiraz jóvenes tienden al color rojo-púrpura, pero este vino mostraba una tonalidad más bien granate, con la orilla de color ladrillo, señal del paso del tiempo.

Su nariz tendía del moderada al débil, lo cual era de esperarse, así como el perfume elegante, a vino fino, que presentaba: notas de frutilla negra, vainilla, ahumado y, más adelante, dulce de café o toffee

Su cuerpo de peso mediano, tenía una acidez viva que invitaba a seguirlo bebiendo, con unos taninos suaves y ultra pulidos. El sabor era moderado pero sabroso, con la frutilla negra predominando, y algunas sutiles notas de la madera en el fondo.

La verdad, tenía razón el sommelier francés: bastante tiempo después mejoró sin duda esta línea de Casa Madero.

¿Con qué acompañamos esta maravilla de vino que encontramos en Soriana? Pues, emulando al protagonista de la deprimente película Sideways —no les recomiendo verla—, quien se bebió su preciado vino Chateau Cheval Blanc 1961 con una hamburguesa... hicimos lo propio con una rica hamburguesa de Holy Cow.

Vinazo y buena hamburguesa

¿Por qué maridé ese vinazo con una hamburguesa en vez de buscar un platillo más complejo?

Porque creo que, más importante que con qué acompañas el vino, es con quién acompañas el vino. Y lo disfrutamos mucho, juntos, mi esposa Elsa y yo. Lo especial fue el momento, no el vino ni el maridaje.

Ah, sí. Me falta la calificación: le doy 5 de 5 estrellas en mi Relación Precio Calidad (RPC). No sólo porque estuvo muy bueno el vino, sino porque también confirmo una idea pendiente de hace 16 años.

Hasta la próxima.



Ilurce Crianza | Bodegas y Viñedos Ilurce | 2014 | España | Tinto | Seco

Cuando uno se encuentra una posible joya, mis estimados cuatro lectores, hace lo posible por quedársela. Y eso fue lo que me sucedió con el vino que voy a reseñar a continuación. 

Les cuento: lo encontré en una tienda Soriana y este no traía etiquetado el precio, así que fui al verificador de precios... y tampoco apareció. Pregunté por la persona encargada de atender el área de vinos y cervezas, el cual tecleó en su celualr el código y me dio un precio que me pareció razonable por este vino añejo del 2014 y me dirigí a la caja a pagar. Luego se hizo un rollo porque la cajera decía que no aparecía en el sistema ni tecleando el código en su sistema, luego dijo que quizás era porque el vino estaba caducado y no me lo podía vender (háganme el favor). Para no hacerles el cuento largo, vino otra persona, se llevó el vino para checar el precio y cuando regresó le dio a la cajera un código... que correspondía a una bebida de $50 pesos y eso fue lo que pagué. Me traje la joyita a la casa.

¿Qué tal estuvo? ¿Valió la pena el esfuerzo? Veamos.

Ilurce Crianza 2014

  • Vino: Ilurce Crianza 
  • Cosecha: 2014
  • Productor: Bodegas y Viñedos Ilurce (Bodegas Familiares de Rioja)
  • País: España
  • D.O.: La Rioja
  • Región: Alfaro
  • Uvas: tempranillo
  • % alcohol: 14.5
  • Comentarios: Crianza
  • Precio: desconocido
  • Volumen: 750 ml
  • Calificación Precio/Calidad: **** (4 de 5)
  • Disfrutado el día: 6 de abril de 2025


Permítaseme mencionar que este vino lo compartí con un buen y joven amigo que no había probado un vino tan "viejo", como lo son 11 años de añejamiento, lo cual hizo esta experiencia algo más edificante.


Empecemos por la vista, ¿cómo se veía este vino de 11 años de añejamiento?

Vista de Ilurce Crianza 2014

Era un vino de un color granate muy profundo. A pesar de su edad, seguía brillante y sin huellas de sedimento, algo notorio, lo cual evidencia su cuidadosa elaboración.

En la nariz, aunque se mostraban aromas más débiles que moderados, alcanzamos a distinguir notas más complejas a las que tuviera un Rioja crianza más joven: tarta de higo, fruit cake horneado, especias como clavo, nuez y vainilla.

En la boca era un vino seco (ni dulce ni semidulce), con una acidez suave, de cuerpo medio y aterciopelado, y taninos débiles y pulidos.

El sabor era más bien moderado, destacando las notas de fruta madura.

Fue un vino balanceado en todos los aspectos, por lo que lo considero un excelente vino que merece 5 de 5 estrellas en mi Relación Precio Calidad (RPC).

Lo acompañamos con una pizza a la leña con jamón serrano y queso de cabra, y se llevó muy bien.

Creo que fue una sumamente grata experiencia que bien valió la pena todo el melodrama de su compra. Y más aún, porque tuve la fortuna de compartirlo con uno de mis mejores amigos. Eso hizo la experiencia más enriquecedora.

Hasta la próxima.



A fuerza ni los zapatos entran: maridajes forzados

Mis estimadísimos cuatro lectores, en esta ocasión no me puedo quedar callado ante algo que me parece una necedad, como si quisiéramos ponernos unos zapatos que es evidente que no nos quedan.


La necedad a que me refiero es a querer maridarlo todo con vino. Los maridajes forzados. Es simplemente absurdo siquiera intentarlo en muchas ocasiones.

Lo que detonó este artículo fue un evento del que me reenviaron la invitación que se publicó en las redes sociales del organizador, a quien por cierto no conozco, pero por lo que investigué supe que se dedica a vender vinos.

Con algunas omisiones por obvias razones, esta es esa propaganda.


Dentro de la promoción de este evento decía: "...vamos a hacer lo impensable: darle un upgrade a uno de los antojos más icónicos de Monterrey".

Sinceramente, creo que lo impensable sería más bien que dejen de intentar estas zonceras con tal de vender. Y luego, hacerle un "upgrade" a una tostada por acompañarla con vino, Diossssss. La tostada sigue siendo una tostada, ¿dónde está el upgrade?

Y peor si consideramos que para la foto usaron un vino tinto de La Rioja, que no quedaría en absoluto con una sencilla tostada de aguacate y pollo hervido.

No sólo yo pienso de esta manera. En una sabrosa conversación con el buen Temo Villasana (en otro tiempo autor del blog Catas Desnudas) llegamos a la conclusión de que hay comidas que quedan mejor con una cerveza, con un refresco o hasta con agua de jamaica o de limón. 

Con el buen Temo Villasaña en el CheveCraft

Digo, siguiendo en la misma línea de pensamiento de don Carlos Villarreal —me pongo de pie un momento al mencionarlo y continúo mi redacción—, a ver: ¿quién es el que dice que ese maridaje es viable? ¡Pues el mismo que vende esos vinos! ¿Qué casualidad, verdad? Not.

No, la verdad, la cosa ya raya en el absurdo. La humilde tostada estilo la Siberia, un plato por demás sencillo, déjenla con su Coca cola o agüita de limón y ya. No se ocupa más. ¿Para qué gastar más dinero en un vino para acompañarla? Sin ser clasista, pero no vemos a un obrero que se esforzó para poner esa comida en la mesa de su familia, comprando uno de esos vinos que sin duda no bajan de $400 pesos mexicanos. Pero sí vemos a alguien engañando a los más pudientes haciéndoles creer que "están haciendo lo impensable".

Como dijo Mark Twain:


Hasta la próxima.



Amalaya Gran Corte | Bodega Amalaya | 2020 | Argentina | Tinto | Seco

Otro vino argentino se suma a la lista de reseñas incluidas en este blog, y vuelve a ser un vino de la tienda La Boquería, del buen Salvador Costa. Otra buena elección.

Qué les parece, mis expectantes cuatro lectores, si procedemos con esta reseña.

Amalaya Gran Corte 2020

  • Vino: Amalaya Gran Corte
  • Cosecha: 2020
  • Productor: Bodega Amalaya (amalaya.com)
  • País: Argentina
  • Región: Valle Calchaquí, Salta
  • Uvas: 85% malbec, 9% cabernet franc y 6% tannat
  • % alcohol: 14.5
  • Comentarios: 12 meses en barricas de roble francés y americano
  • Precio: $830 pesos mexicanos (en La Boquería
  • Volumen: 750 ml
  • Calificación Precio/Calidad: **** (4 de 5)
  • Disfrutado el día: 28 de marzo de 2025


Por la plática con Salvador previa a la compra y por las variedades de uvas usadas, se veía que este vino estaría potente. Y desde su apariencia nos dijo "quítate que a'i te voy".

Vista de Amalaya Gran Corte 2020

¡Wow! Qué color rojo-púrpura tan oscuro. De hecho, no dejaba ver al otro lado. Acostumbro poner mi mano atrás de la copa para medir la profundidad del color, ¡y no se veía!

Recién abierto, en nariz se mostró muy "cerrado", por lo que decidí ponerlo un rato en mi decantador profesional Riedel.¡Hasta creen! La humilde botella del último vino Padre Kino que compré hace muchos años hizo el trabajo.

Padre Kino, ¡qué padre vino!

Así que, mientras el vino se iba oxigenando en nuestras copas y en el decantador, pudimos empezar a disfrutarlo y verlo evolucionar, mientras manteníamos una amena plática durante la cena. Ya saben, el mundo se arregla mejor con una copa de vino en la mano.

Mientras iba "abriendo" el vino, las notas de frutillas rojas y negras eran lo más notable, y las notas especiadas y de la barrica (vainilla y ahumado) se apreciaban también. A pesar de los 12 meses en barrica, qué bueno que era la fruta la que destacaba, porque a veces tanto tiempo en madera mata a los vinos.

Pasamos ahora a probarlo, y en la boca mostró su potencia también: es un vino seco, que a pesar de tener mucho cuerpo, sus taninos era medianos y suaves. Su muy buena acidez era destacable también, así como su personalidad frutal.

¿Qué es lo que acompañó a este vino en nuestra mesa? Por supuesto que un muy buen Rib-eye, faltaba más. Maridaje clásico para un vino de estas características.


El veredicto de este vino, totalmente balanceado: muy bueno, le doy 4 de 5 estrellas en mi Relación Precio Calidad (RPC).

Sin duda un vino para una ocasión especial. Muy recomendable.

Hasta la próxima.



Manos Negras | Manos Negras | 2013 | Argentina | Tinto | Seco

Les cuento, mis entrañables cuatro lectores, que este vino que voy a reseñar me lo encontré en una visita que hice a la tienda de vinos La Boquería (Ig: @laboqueriavinos) de mi camarada Salvador Costa, y lo tuve que comprar por varias razones: 1) si lo vende Salvador, entonces es de gran calidad probada, 2) me agradan los vinos de uva pinot noir de la Patagonia, y 3) ¡Ya tenía más de una década de elaborado! Siendo cosecha 2013, me intrigaba saber cómo se mostraría tras todos estos años.

¿Cómo le fue a este vino Manos Negras? Vamos a ver.


  • Vino: Manos Negras
  • Cosecha: 2013
  • Productor: Manos Negras (Ig: @manosnegraswines)
  • País: Argentina
  • Región: Neuquén, Patagonia
  • Uvas: 100% pinot noir
  • % alcohol: 14
  • Precio: $685 pesos mexicanos (en La Boquería)
  • Volumen: 750 ml
  • Calificación Precio/Calidad: **** (4 de 5)
  • Disfrutado el día: 22 de marzo de 2025


Vista de Manos Negras Pinot Noir 2013

A prácticamente 12 años años de su elaboración, este vino mostró un pálido color granate, brillante y limpio. Íbamos bien, che.

En nariz no fue tímido, y se presentó bastante aromático, destacando la frutilla roja de entrada, una ligera nota dulzona a ciruela pasa, dando paso después a notas especiadas y de tabaco.

Era un vino seco (que el aroma dulzón no los engañe), con un cuerpo más bien ligero, que mantenía una viva acidez —la columna vertebral de un buen vino— y con taninos medianos y bastante suavizados por el tiempo que pasó en botella. Sorprendentemente, la fruta era lo que más destacaba en su sabor de potencia moderada, y mantenía un largo final.

El tiempo fue noble con este muy buen vino, el cual estaba balanceado para nuestra percepción. Le doy 4 de 5 estrellas en mi Relación Precio Calidad (RPC).


Este vino acompañó una bruschetta hecha con pan artesanal de Bread y encurtidos (jamón serrano, lomo, salami y peperoni), y una ensalada con el aderezo de la receta secreta de Elsa (shhhh).

Hasta la fecha, he probado varios vinos de pinot noir de la Patagonia y ninguno me ha decepcionado. Me gusta el contraste que muestra esta uva en esa zona del mundo al compararla con la zona más famosa para esa variedad en el mundo: Borgoña, Francia. La sutlieza francesa contra la fuerza argentina. Es algo digno de experimentar.

Hasta la próxima.

Castillo de Liria Rosado | Vicente Gandia | s/a | España | Rosado | Seco

Bueno, mis estimado cuatro lectores, la vez pasada reseñé en esta nota (dar clic aquí) a nuestro vino de diario, el cual es tinto. Pero, ¿y qué tal estará su hermano, el vino rosado?

Procedamos con la nota de cata.

Castillo de Liria Rosado

  • Vino: Castillo de Liria Rosado
  • Cosecha: sin añada
  • Productor: Vicente Gandia (vicentegandia.es)
  • País: España
  • Región: Valencia
  • D.O.: Utiel Requena
  • Uvas: bobal
  • % alcohol: 12
  • Precio: $99 pesos mexicanos (en Walmart)
  • Volumen: 750 ml
  • Calificación Precio/Calidad: ***** (5 de 5)
  • Disfrutado el día: 14 de abril de 2025

Castillo de Liria Rosado


Al igual que su hermano tinto, este vino cuesta actualmente $99 pesos la botella de 750 ml (sólo la hemos encontrado en Walmart), y también es un vino que cumple bien a pesar de su sencillez. 

Es de color salmón, brillante y cristalino. La nariz es moderada, donde destaca un aroma a fresa y a un perfume floral. En boca —como su hermano tinto— es un vino seco (ni dulce ni semidulce), con acidez viva y fresca, de cuerpo muy ligero y sabor moderado. Personalmente, creo que a fresa es la nota que predomina, en su largo final.

Es un muy buen vino balanceado, y por ese precio le doy 5 de 5 estrellas en mi Relación Precio Calidad (RPC).

Si les agradan los vinos rosados, denle una oportunidad.

Hasta la próxima.




Castillo de Liria Tinto | Vicente Gandia | s/a | España | Tinto | Seco

Mis cuatro lectores, esta vez les voy a compartir cuál es nuestro vino de diario de la casa. Me refiero a ese vino del que siempre tenemos que tener una botella guardada para disfrutar una copita con cualquier comida que se nos antoje.

Ese vino es...

Castillo de Liria Tinto

  • Vino: Castillo de Liria Tinto
  • Cosecha: sin añada
  • Productor: Vicente Gandia (vicentegandia.es)
  • País: España
  • Región: Valencia
  • D.O.: Utiel Requena
  • Uvas: bobal y shiraz
  • % alcohol: 12.5
  • Precio: $99 pesos mexicanos (en Walmart)
  • Volumen: 750 ml
  • Calificación Precio/Calidad: ***** (5 de 5)
  • Disfrutado el día: 27 de julio de 2025

Como lo acaban de leer: al día de hoy, este vino cuesta $99 pesos mexicanos la botella de 750 ml. Este vino únicamente lo conseguimos en Walmart, donde ya es artículo de despensa semanal.

Vista de Castillo de Liria Tinto

Este vinito de mediano y limpio color rubí, es un vino seco y afrutado (ni dulce ni semidulce), donde resalta, tanto en nariz como en boca, la nota a frutilla roja. Es de cuerpo ligero, tiene buena acidez, es fácil de tomar, se percibe amable en paladar, lo cual lo convierte en un excelente vino de diario, así, de librito.

Es excelente acompañante de comidas sencillas, sin pretenciones, como unos tacos, una pizza, una hamburguesa, una torta, unas empanadas argentinas. Incluso, como ayer, a Elsa que se le antojó preparar una ensalada griega con una latita de pulpo asado, y el vinito acompañó sin mayor problema.

"Es que este vino no es de cosecha, no tiene añada". ¡Qué importa! Es un buenísimo vino de diario, no para tenerlo guardado en la cava a ver cómo sabe dentro de 5 años o más. Para nada.

A este vinito le doy 5 de 5 estrellas en mi Relación Precio Calidad (RPC).

Los invito a perderle el amor a $99 pesos: denle una oportunidad.

Hasta la próxima.


Scielo NY Riesling | Rivero González | 2019 | Estados Unidos | Blanco | Seco

Mis apreciados cuatro lectores. Esta reseña es de un vino que, aunque es de una bodega mexicana, fue elaborado en Estados Unidos. Además, es de una variedad de uva blanca que, personalmente, me agrada bastante, y cuyos vinos son difíciles de encontrar acá en Monterrey. Procedamos pues.

Scielo NY Riesling 2019

  • Vino: Scielo NY Riesling 
  • Cosecha: 2019
  • Productor: Rivero González (rgmx.mx)
  • País: México
  • Región: Valle de Parras, Coahuila
  • Uvas: 100% riesling
  • % alcohol: 13.9
  • Precio: $460 pesos mexicanos  (por internet en la propia página de la bodega)
  • Volumen: 750 ml
  • Calificación Precio/Calidad: **** (4 de 5)
  • Disfrutado el día: 16 de febrero de 2025


Antes de empezar la nota de cata, quiero decir que la uva riesling es de las variedades blancas que más me gustan, lo cual ya había mencionado en mi artículo titulado "¿Y dónde están las rubias?" (lo leen dando clic en esta liga). Es muy difícil encontrar vinos hechos 100% con esta uva y por eso no vacilé en darle una oportunidad.

Aunque sé que esto no agrega nada al vino, quiero decir que me agradó que la bodega productora usara para envasarlo una botella típica de las regiones europeas donde esta uva es la reina.

Botella alargada típica de vinos riesling

Veamos cómo lucía en la copa.

Vista de Scielo NY Riesling 2019

Era de color amarillo, pálido, acuoso y brillante.

Ahora, hablemos sobre la nariz del vino, porque hay una nota característica que me encanta de los buenos riesling —recalco de nuevo: de los buenos vinos—, y es una ligera nota a petróleo. ¡Y este vino la tenía! En su aromática nariz presentó esa notita que me encanta, además de aromas a piña, durazno, jazmín, chabacano, así como algo herbáceo y pay de limón. Bastante interesante.

Ahora, a probarlo. En boca es un vino seco (ni dulce ni semidulce), tiene muy buena acidez, y aunque es de cuerpo ligero, su sabor tiende a ser potente. Su nota mineral junto con fruta tropical (como piña), es muy agradable. Tiene buena permanencia en boca. 

Estaba balanceado, muy agradable, y personalmente me pareció un vino muy bueno.

No es un vino barato, claro que no. Pero por la calidad que se recibe, y considerando —perdonen que insista— lo difícil que es encontrar vinos de esta uva, yo le doy 4 de 5 estrellas en mi Relación Precio Calidad (RPC).

Qué bueno que al menos sus vinos estadounidenses estén sacando la casta por esta bodega mexicana —make Rivero Gonzalez great again—.

Comida de acompañamiento de esa ocasión

En esa ocasión, este vino acompañó un plato de fetuccini con pesto de arúgula y  chuleta ahumada de puerco en cuadritos, además de verduras a la mantequilla. La verdad, quedó muy bien con la chuleta ahumada.

Ah, y de postre, lo probamos con pay de limón, aunque no quedó tan bien con éste. Un café negro fue mejor maridaje para este postre esa vez.

Tengo otros vinos de RG NY pendientes. A ver si se comportan tan bien como este.

Hasta la próxima.