viernes, 26 de diciembre de 2025

Las otras horas de vuelo - Álbum con algunas cervezas probadas al momento

Mis versátiles cuatro lectores, les platico que he decidido compartirles ahora un álbum con las fotos de algunas de las cervezas que he probado hasta el momento, así como lo hice con los vinos (dar clic aquí para ver esa nota).


Lo que me motivó a hacerlo fue encontrar de nuevo este diagrama con los estilos de cerveza que existían cuando aún blogueaba, y en el que iba marcando cada estilo probado. ¡Ya llevaba bastantes!

Den un clic en la imagen para ampliarla. Los que tienen una marca en color rojo son los estilos ya degustados por quien esto escribe y suscribe.

Estilos probados y registrados hasta el 2012

La manera de acceder a ese álbum será dando clic en esta imagen que verán, ya sea en el lado derecho de su navegador de la computadora, o en la parte de abajo del navegador de su celular.


Aprovechando este artículo, les comparto aquí abajo la liga para ir al álbum.

Den clic en esta liga para ir al álbum "Algunas cervezas probadas"


Esta lupulosa y maltosa colección de fotos la iré actualizando al probar cervezas nuevas. Además, ya empezaremos con las notas de catas de cervezas muy pronto. ¡Qué emoción!


¿Qué nos encontraremos en esta nueva incursión en el reino cervecero? 

¿Aprendizajes? 

¿Sorpresas? 

¿Mensajes subliminales?

Con razón llegamos a tener dos Cherokee

Próximamente, en este su blog de confianza.


Hasta la próxima.


jueves, 25 de diciembre de 2025

¡Haz tu propio vino! Un divertido experimento enófilo

Mis siempre ávidos de conocimiento cuatro lectores, les cuento que tenía varios meses queriendo redactar este artículo, mas las circunstancias no habían permitido que se diera el experimento indispensable para hacerlo. Pero no hay plazo que no se cumpla, y finalmente, aquí está. Pero antes...

Un poco de historia

Corría el 13 de diciembre de 2009, durante la visita que realicé a Bodegas de Santo Tomás, invitado por su entonces Director Juan Pablo Nuñez Glennie (tipazo). Durante el recorrido, tuvimos la oportunidad de participar en el Taller Mi Vino, en el cual puedes seleccionar de entre varios vinos monovarietales (de una sola uva) que ya están listos para embotellarse y hacer tu propia mezcla.

Uno, dos, tres; probando...



Nota: A los vinos elaborados de esta manera se les llama vino de mezcla, vino de corte, vino de ensamblaje, o assemblage (en francés).

No me crean a mí, sino al tumbaburros

Otro "pequeño" de Larousse, pero de vinos

Así pues, teníamos muchos vinos a nuestra disposición (todos guardados en barricas —unas de madera francesa [Allier] y otras de madera americana—), además de probetas y vasos de precipitado para calcular las proporciones que queríamos combinar.

Todo a nuestra disposición


Vinos individuales y equipo de laboratorio

Fue una experiencia muy interesante, la cual sacó el científico loco que traemos dentro. Bueno, en el caso del buen Joel Meza parece que fue literal.


Mua ja ja ja


Denle play al video

Como si del propio Dr. Frankenstein se tratara, a su vino lo llamó: It's alive!

Los vinos que yo utilicé y los ensambles de quienes participamos


La mezcla final del vino que elaboré, llamado
Balada para Elsa

Quizás se pregunten si le gustó a Elsa ese vino hecho especialmente para ella.

♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ 

La respuesta es: sí, le gustó mucho.

Aún conservamos la botella vacía en este portabotellas del chef borrachín, como recuerdo.

¡Fondo, fondo, fondo!

Ahora sí: ¡haz tu propio vino!

Después del anecdotario, quiero aclarar que, en este caso, la frase ¡Haz tu propio vino! no se refiere obviamente a todo el proceso implicado, que va desde el cultivo de la vid hasta el embotellado. Al igual que en el taller de Bodegas de Santo Tomás mencionado anteriormente, aquí vamos a partir del arduo trabajo que ya han hecho otras personas. Así pues, declaro que este no es un experimento enológico, (porque no somos enólogos) sino más bien uno enófilo (porque sí amamos el vino).

Dicho lo anterior, empecemos.

Material necesario

Para la medición de los líquidos se necesitarán vasos de precipitado y probetas de diferentes capacidades. Estos pueden ser de vidrio o de plástico de calidad alimenticia (como los que conseguí).

El equipo dispuesto

Evidentemente, se necesitan al menos dos vinos para hacer una mezcla. Nosotros utilizamos cuatro vinos tintos monovarietales: un cabernet sauvignon (chileno; poca barrica), un merlot (chileno; poca barrica), un petite sirah (mexicano; sin barrica) y un sangiovese (italiano; sin barrica).

Los elegidos

Desde la selección de los vinos se abre un amplísimo abanico de posibilidades: puedes mezclar solo tintos, o blancos, o incluso tintos y blancos. De hecho, puedes meter algún vino rosado (o hasta naranja) si lo deseas. Puedes seleccionar que hayan reposado en barrica o no, o de ambos. Recuerda: es tu ensamble. Así que, como dice mi amigo Kike, ¡dale loco!

En mi caso, para esta ocasión, busqué el siguiente perfil: vinos tintos monovarietales que no había probado antes, que preferentemente no hubieran pasado por barrica (al menos por largo tiempo), que fueran económicos, y que de cuyas uvas ya conociera el comportamiento esperado (por ejemplo, el sangiovese sé que se inclina más a lo ácido).

¡Que empiecen los juegos!

Finalmente, van a necesitar copas para verter en ellas las combinaciones que hagan a fin de probarlas. Aunque podrían tener una sola copa y estarla enjuagando cada vez antes de la siguiente prueba, yo les sugeriría usar varias copas para que puedan tener disponibles todas las mezclas, a fin de compararlas. Es muy útil.

Para hacer las anotaciones

Los formatos que les comparto a continuación se me ocurrieron, pues no contaba con algún ejemplo, pero creo que por sentido común se necesitarían estos dos: uno para registrar las características individuales de cada vino y otro para registrar las mezclas y el resultado de su examen organoléptico.

A continuación, les comparto las ligas para que puedan descargarlos.

Formato de característica de cada vino

Da clic aquí para descargar este formato

Formato para registrar las mezclas

Da clic aquí para descargar este otro formato

Probando los vinos individualmente

El primer paso consiste en probar cada uno de los vinos y anotar sus características en la hoja correspondiente, algo parecido a una nota de cata. 


¿Cómo notamos la nariz: débil, media, potente? ¿Lo percibimos seco, afrutado, semiseco o dulce? ¿Es de cuerpo ligero, medio o pesado? ¿Los taninos se sienten débiles, medios o altos? ¿La tanicidad es suave, astringente o áspera? ¿Qué nos parece la acidez: floja, fresca, viva o excesiva? ¿Su sabor es débil, medio o potente?

Finalmente, el diagrama de los círculos concéntricos es una idea tomada de las antiguas etiquetas de Bodegas de Santo Tomás, que servía para darnos a los consumidores una guía del grado en que el vino en cuestión era dulce, ácido y amargo, y así poder equilibrarlo con el maridaje. La idea no es mía, así que honor a quien honor merece.

El diagrama en la esquina izquierda
(etiqueta de un ST Colombard)

Del experimento que llevamos a cabo Elsa y yo, les comparto los resultados en la siguiente imagen. Ya saben que pueden darle clic para ampliar la imagen.

Así percibimos estos cuatro vinos

Échele más mezcla, maistro

Ahora sí, ¡a mezclar, se ha dicho! Utilizando la hoja del formato de mezclas, decidan cuáles vinos combinarán y las proporciones de cada uno.

Por ejemplo, nosotros decidimos hacer la primera mezcla de los cuatro vinos a partes iguales.

MEZCLA #1
  • Vino #1 (cabernet sauvignon): 25%
  • Vino #2 (merlot): 25%
  • Vino #3 (petite sirah): 25%
  • Vino #4 (sangiovese): 25%

Para una copa de prueba de 80 mililitros, tomamos 20 mililitros de cada uno de los cuatro vinos.

Elsa, que se tituló de químico clínico biólogo (QCB), en la UANL, sabe manejar bien los vasos de precipitado y las probetas. Ella explica que el vaso de precipitado no es para medir, sino para contener. Es en la probeta donde te tienes que asegurar de verter la cantidad correcta, es decir, ahí es donde se mide. 

Sirves la cantidad aproximada en el vaso de precipitado.

Paso 1

Ahora sí, con cuidado, echas el vino midiendo con la graduación de la probeta.

Paso 2

El vino que te sobre en el vaso de precipitado lo regresas a la botella, y enjuagas el vaso con agua para continuar con el siguiente vino.

Paso 3

Repetimos estos pasos con los otros tres vinos hasta completar los 80 mililitros totales. 

Repetir los pasos hasta tener el ensamble deseado

Ahora sí, vertemos los 80 mililitros en la copa, giramos un poco la copa para que los vinos se integren, y después catamos este corte o ensamble, a ver qué nos parece. Claro, hay que hacer la anotación del resultado en la hoja de mezclas.

El resultado que anotamos fue el siguiente: nos pareció más frutal, más aromático, mantiene la acidez viva y la astringencia, pero se siente menos amargo.

Emocionados con el primer resultado, nos arrancamos haciendo más mezclas.

¡Otra, otra, otra!

Para no hacerles el cuento largo, mis pacientes cuatro lectores, les diré que en total armamos nueve ensambles diferentes, los cuales les detallo a continuación.

El novenario que armamos

MEZCLA #2

  • Vino #1 (cabernet sauvignon): 40%
  • Vino #3 (petite sirah): 40%
  • Vino #4 (sangiovese): 20%

MEZCLA #3

  • Vino #2 (merlot): 40%
  • Vino #3 (petite sirah): 20%
  • Vino #4 (sangiovese): 40%

MEZCLA #4

  • Vino #1 (cabernet sauvignon): 50%
  • Vino #3 (petite sirah): 50%

MEZCLA #5

  • Vino #2 (merlot): 50%
  • Vino #4 (sangiovese): 50%
MEZCLA #6
  • Vino #2 (merlot): 60%
  • Vino #3 (petite sirah): 40%

MEZCLA #7

  • Vino #3 (petite sirah): 40%
  • Vino #4 (sangiovese): 60%

MEZCLA #8

  • Vino #1 (cabernet sauvignon): 50%
  • Vino #2 (merlot): 50%

MEZCLA #9

  • Vino #1 (cabernet sauvignon): 33.4%
  • Vino #2 (merlot): 33.3%
  • Vino #3 (petite sirah): 33.3%
Las nueve mezclas y sus resultados

La mezcla ganadora fue la #2. En segundo lugar, quedó la mezcla #9. Y permítanme decirles que individualmente el vino que menos nos gustó fue el merlot. Pero, cuando lo combinamos a partes iguales con su hermano cabernet sauvignon en la mezcla #8, ¡vaya!, el ensamble resultante mejoró muchísimo. 

El vino de la casa... por hoy

Ahora, con el líquido que quedaba de los tres vinos de la mezcla #2, procedimos a replicar el ensamble y a guardarlo en botella para degustarlo posteriormente. De hecho, alcanzó para una botella y media.

La mezcla ganadora

No tardamos mucho en degustar este vino de corte, pues con este ensamble acompañamos la pasta all’arrabbiata que preparó Elsa para cenar.

Dinner is served

Recomendaciones finales

Estas son algunas recomendaciones que me gustaría compartirles a partir de este experimento, por si ustedes desean replicarlo en sus casas.

  1. De preferencia, cada vez que prueben un vino individualmente o una de las mezclas, no se lo traguen, sino más bien escúpanlo (como se hace en las catas profesionales). La razón: el alcohol les podría nublar el juicio y terminarían aplaudiendo de pie al último vino, cuando en verdad no esté tan bueno.
  2. Cuenten con varias copas para probar y dejar un poco del ensamble en cada una, a fin de volver a comparar. Así fue como decidimos el primero y segundo lugar: volviendo a compararlos, uno al lado del otro.
  3. No hagan las mezclas con más de 100 mililitros para probarlas. Como es para catar, no se ocupa más.
  4. Definitivamente, pongan un mantel de plástico en la mesa o el área donde vayan a hacer este experimento. Casi sin excepción se va a derramar un poco de vino y no queremos hacer enojar a la patrona, ¿verdad?
  5. Repasen sus clases de matemáticas sobre fracciones y proporciones, por que lo van a necesitar. O al menos tengan la calculadora a la mano. ¿Cuánto es el 30% de 80 mililitros?
  6. ¡Relájense! Aunque para los enólogos y winemakers es una seria responsabilidad hacer las mezclas que van a ser consumidas por miles de personas, en nuestro caso se trata más bien de un juego.
  7. Guarden botellas vacías para poner en ellas las próximas mezclas que hagan.
  8. Consíganse tapones de vacío (como los mencionados aquí) para conservar sus mezclas por más tiempo.

Conclusiones

De manera arbitraria, decidí no incluir vinos que considero maduros, como un Rioja o un Ribera del Duero, pues se trata de vinos de conocido prestigio que cuando los ponen en el mercado es porque ya están equilibrados. No hay mucho qué mejorarles.

Por eso, nos sorprendió lo mucho que mejoraron estos sencillos vinos cuando se les combinaba con otros. Por sí solos, ninguno supo mejor que cuando estaba mezclado.

En el caso de la mezcla ganadora, la #2, el resultado fue que se sentía más frutal, la acidez había disminuido, y se percibía menos astringente, con los taninos más pulidos. Fue increíble.

Sin duda, como bien dijo don Carlos Villarreal Martínez: "El enólogo es el héroe del vino". Él es el encargado de hacer las mezclas que degustaremos.

Es verdad, descubrimos que es difícil hacer una buena mezcla, pero que también no es nada fácil conseguir hacer un vino monovarietal (de una sola uva) que esté completamente balanceado, equilibrado. Afortunadamente, recientemente hemos probado algunos de estos, como el Flöw Cabernet Sauvignon 2021 y el Criado en Roble Tannat 2020.


Mis queridísimos cuatro lectores, ojalá que puedan ustedes hacer un experimento como este, para que queden tan sorprendidos y maravillados con esta bebida que es el vino: "un regalo de Dios" (Eclesiastés 3:13).


Hasta la próxima.



martes, 23 de diciembre de 2025

"¿Es caro el vino en México? ", la eterna pregunta

Mis siempre discretos cuatro lectores, la pregunta de si es caro el vino en México siempre ronda las conversaciones de los entusiastas consumidores, quienes alguna vez la sacan a flote. Así es, desde aquella lejana primera etapa de este blog se ha cuestionado si el vino es caro o costoso en nuestro país comparado con otros países. 

Foto tomada de internet

La respuesta

La verdad es simple y llana: sí, el vino en México es más caro que en otros países como Chile, Argentina, Italia y España, por nombrar solo algunos. Y sí, la carga impositiva en México es una de las causas principales, pues esta no se aplica con la misma hostilidad en otros países.

Foto tomada de internet

El mismo Consejo Mexicano Vitivinícola (CMV) ha publicado en su cuenta de la red social X (@cmv_mx)  cómo se calcula actualmente el precio del vino mexicano. Dicha imagen la reproduzco a continuación, para que se den una idea.


Además, el CMV en su cuenta de Facebook publicó lo siguiente: "Actualmente, el 42.5% del precio de una botella de vino corresponde al IEPS [Impuesto Especial sobre Producción y Servicios]. Se impulsa una iniciativa en la Cámara de Diputados para reducir este impuesto para vinos elaborados 100% con uva nacional."

Bueno, pues mientras eso no suceda estaremos pagando precios más altos que en otros países por el vino que llegue a nuestra mesa.


Pero, esperen un momento... esto es interesante

Mis duchos cuatro lectores, les cuento que agarré mis libretas de notas de cata de los últimos dieciocho años para obtener los precios que he pagado por algunos vinos en este tiempo. Porque han de saber que en eso soy metódico: me gusta contar con toda la información posible. Y el precio es sumamente importante para mí a la hora de emitir la calificación de Relación Precio-Calidad (RPC). Así pues, me eché un clavado en mis apuntes.

Recibos, facturas,...


...notas de cata,...


...más notas de cata...


...y más notas de cata

Además, contaba con unos archivos en PDF de artículos donde se mencionaban precios de algunos vinos que aún se consiguen hoy día.

Tomado de Buena Mesa - El Norte - 3 de julio de 2009

Y tengo también algunos archivos de imagen con los precios de otros vinos.

Precios de julio de 2009 de Freixenet de México

—Este... ¿y cuál es el punto al que quieres llegar, Rafa?— quizás se estén preguntando ustedes, mis avezados lectores. Agradezco su paciencia y procedo a lo atractivo de este artículo.

Se me ocurrió hacer un análisis comparativo del precio de algunos vinos hace varios años (2008, 2009, 2010 y 2011) con el precio actual en 2025, mostrando el incremento en pesos mexicanos y en porcentaje. 

Pero, lo más interesante —lo es para mí— es que incluyo el monto del salario mínimo diario (SMD) en México (dar clic para ver las tablas) de los años comparados, y de esta manera, calculo la cantidad de salarios mínimos que se necesitaban para pagar dicho vino en ese año y en el 2025. Los resultados son muy reveladores.

Nota: a menos que se indique lo contrario, los precios corresponden a botellas de 750 mililitros.

Empecemos con vinos extranjeros, es decir, que fueron importados a México. De hecho, comenzaremos con uno de mis favoritos: el Chianti Ruffino (leer su nota aquí).


En el año 2008, la botella me costó $122 pesos mexicanos. El salario mínimo diario (SMD) era de $52.59 pesos mexicanos. Por lo tanto, se necesitaban 2.3 salarios mínimos diarios para poder comprar esa botella.

En el año 2025, el mismo vino (obviamente, una añada más reciente) me costó $289 pesos mexicanos. El SMD en 2025 es de $278.80 pesos mexicanos. Es decir, casi se necesita un poquito más de 1 salario mínimo diario para comprar esta botella.

Nota: se redondearon las cantidades de SMD a una sola decimal para facilitar la visualización.

¿Ven lo fascinante de esto? Aunque el precio de este vino se incrementó en $167 pesos (137%) del 2008 al 2025, ¡ahora se necesita 1 salario mínimo en vez de 2.3 para adquirirla!

¿Significa esto que este vino es más accesible ahora? Ustedes decidan.

Ahora que creo que ya quedó clara la idea de este análisis, mis siempre inteligentes cuatro lectores, les comparto los datos de otros vinos extranjeros.










Ahora, le toca a los mexicanos

Personalmente, lo que más compro y pruebo son vinos mexicanos, por lo que he tenido la oportunidad de conocer muchísimos, de todas las calidades. 

Dicho lo anterior, es comprensible que les compartiré más datos de vinos mexicanos que de extranjeros, a la vez que mencionaré algunas ideas que me vinieron a la mente cuando vi los resultados.

Monte Xanic es una bodega mexicana que desde el inicio se identificó como elaboradora de vino boutique, que es una manera elegante de decir que iba a hacer vino con un costo superior al término medio. Para algunos, eso significa caro. Miren, había vinos que casi costaban 5 SMD.

Vean ahora estos números.




La bodega L. A. Cetto es la más grande de México, la que más vino produce en este país. Tiene varias líneas de precios, desde las accesibles hasta las premium.



Freixenet de México, ubicada en Queréraro, se ha mantenido en operaciones.




Viñedos La Redonda, también de Querétaro, ha tenido varias líneas, de las cuales Orlandi es una de ellas.


Bodegas de Santo Tomás, en el tiempo ha tenido varias líneas (algunas ya han desaparecido, como la llamada Vientos) y ediciones especiales. ST es su línea básica.


Analogía es otro proyecto queretano que se ha mantenido.


De Tecate, Baja California, el vino Puerto Nuevo (uno de nuestros favoritos de los Vinos 3B) sigue siendo muy accesible.


Los siguientes datos te hacen preguntarte muchas cosas

Mariatinto, un favorito mexicano de muchos, es un vino que llegó rompiéndola (como dicen los amigos argentinos) y tuvo mucho éxito desde su inicio. Tanto que desde que empezó tuvo un precio alto. Miren ustedes: en el 2009 se necesitaban poco más de 8 salarios mínimos para comprarlo. Hoy, las cosas han cambiado.



Un vino que se volvió de culto en México es indudablemente Vino de Piedra. Si 8 SMD se les hacía mucho por el Mariatinto, vean ustedes que en 2008 se necesitaban 15.5 SMD para comprar este vino. Ahora, nada qué ver, aunque sigue siendo de precio elevado.



El vino blanco de Casa de Piedra es Piedra de Sol, hermano "menor" del Vino de Piedra.


¿Por qué alcanzaron esos precios Mariatinto, Vino de Piedra y otros vinos más con precio alto de esa época? Para quienes vivimos de cerca esa etapa de resurgimiento del vino mexicano, al principio de este milenio, es evidente que la burbuja de auge se reventó. Se acabó ese empuje, ese hype que permitió al mercado aceptar dichos montos.

La burbuja se reventó

¿Cómo dijo que dijo?

Estos datos sí que me dejaron perplejo. Me refiero al resultado de la bodega parrense Rivero González, específicamente con su vino Rivero González Tinto.


Pasó de valer $170 pesos mexicano la botella en 2008 a $1000 pesos en 2025 (un incremento del 488%), siendo el único vino de esta muestra que ocupa más salarios mínimos diarios para comprarse: pasó de 3.2 a 3.6.

Pareciera que la burbuja mencionada arriba se anda paseando por Parras.

Otros vinos de esta bodega que se analizaron son estos.


Conclusiones

Como esta no es una clase preparatoriana de ESEM (Estructuras Socio Económicas de México), no me voy a meter a tratar de explicar que si el poder adquisitivo real ha aumentado o no en estos años. Ese no es mi campo.

A mí me han llegado a preguntar porqué he pagado "tanto" por una botella de vino. De hecho, en este preciso momento que escribo, he reseñado 6 vinos que valen entre $800 a $1000 pesos mexicanos y 4 vinos de más de $1000 pesos mexicanos. Aunque les aseguro que he probado muchos más en casi dos décadas.

Mi respuesta es sencilla: porque pienso que lo valen.

¿Me he llevado chascos tras haber pagado tanto? Una sola vez, con un vino mexicano que nos supo a chamoy. Fue épico y una gran anécdota. Solo por eso, no me arrepiento.

Después de todo lo expuesto aquí, mis apreciadísimos cuatro lectores, ¿qué opinan? ¿Es caro el vino en México?


Hasta la próxima.