lunes, 10 de febrero de 2025

Cavas: guardando promesas




Las cavas o bodegas para guardar vino han existido desde hace muchísimos siglos, y su objetivo siempre ha sido el mismo: preservar la promesa que atesora cada botella de vino que guardan sus entrañas.


Un sueño que es común entre los amantes de este exquisito elixir llamado vino, es tener una grande y hermosa cava o bodega propia donde podamos guardar cientos o miles de preciadas botellas de los mejores caldos que el mundo ha conocido. ¿Acaso no has sentido ese deseo tras visitar la impresionante cava subterránea de alguna bodega vinícola que te haya maravillado? ¿No quisieras experimentar esa misma sensación en casa? Apuesto que sí.



Aterrizando por un momento de la nube en la que andábamos, quizá nos preguntemos: ¿qué necesitamos para contar con un área de características adecuadas para guardar nuestros vinos? Son varias cosas: debe ser un área fresca, idealmente entre 12° a 16° C (53° a 59° F); la temperatura debe mantenerse constante, pues los cambios bruscos (hacia arriba o hacia abajo) son dañinos para el vino; la humedad del área debe estar entre 75% a 85%; debe estar libre de vibraciones (ruido de motores de vehículos y  de aparatos electrodomésticos); el área debe ser oscura, libre de luz directa, especialmente la luz de sol, pues los rayos ultravioletas son especialmente dañinos; y por último debe estar libre de olores, como pinturas, solventes, detergentes, limpiadores o cualquier otra fuente de olores que puedan colarse por el corcho y afectar irreversiblemente al vino.

En caso de que cuentes con un área con las características descritas arriba, ¡felicidades! Eres el feliz propietario de lo que se conoce como una "cava pasiva", con la cual te ahorrarás mucho dinero en mantenimiento. Seguramente vives en un castillo medieval o algo parecido.



Pero, dado que la mayor parte de la gente no somos tan afortunados, necesitamos buscar otra manera de conservar nuestros valiosos vinos. Bueno, eso si es que contemos con especímenes que realmente queremos guardar por largo tiempo (como una caja de un buen vino pero que aún está muy joven y habrá que alcanzar su momento óptimo hasta dentro de unos años), pero si únicamente conservamos vinos que seguramente nos beberemos en un par de meses, entonces no es necesario complicarnos tanto.

Existen soluciones accesibles para fines domésticos y comerciales como son las cavas refrigeradas, unos tipos de refrigeradores (con capacidades desde 8 hasta cientos de botellas) especialmente diseñados y construidos para conservar la debida temperatura, humedad, oscuridad y tranquilidad que los vinos requieren.

 

Mi cava anterior, con capacidad de 40 botellas.

Mi cava actual, con capacidad de 8 botellas.


Pero estas opciones no son suficientes, por ejemplo, cuando hablamos de restaurantes especializados en vinos, mejor conocidos como winebars. Para los cientos y, a veces, miles de botellas que necesitan guardar requieren que se haga la construcción de una gran cava climatizada que con frecuencia cuesta mucho dinero, pero que se justifica por la calidad de los vinos que reposarán en ella. Una vez el sommelier de un winebar de Monterrey me dijo que lo que costó construir sólo la cava climatizada (que por cierto cuenta con acceso de seguridad biométrica) fue casi el triple de lo que costó la construcción y acabados del resto del restaurante.


Claro que si contamos con un poco más de recursos (bastantes más diría yo), la ubicación más romántica de una cava siempre será subterránea, y es como muchas personas acaudaladas han decidido que sean las que han mandando a construir en sus propiedades. Bodegas subterráneas, ligeramente iluminadas, que albergan cientos de botellas, algunas cubiertas de polvo, esperando una ocasión especial para ser sacadas de este intencional abandono.



Pero el ingenio de los arquitectos y los constructores ha permitido eliminar la limitante obvia que supone una cava subterránea, para, de esta manera, crear magníficas bodegas para el vino en lugares tan pequeños como lo que fue un baño, hasta usar grandes extensiones otrora dedicadas a bibliotecas. Para este efecto el arquitecto necesita saber cuál es el uso que se espera dar a este espacio, pues puede ser únicamente para guardar los vinos, o su dueño puede incluso querer contar con una área social donde puedan degustarse ahí mismo los caldos que desee destapar. 



Verdaderas joyas de la arquitectura y de la ingeniería han sido construidas, cual templos faraónicos, para que los vinos reposen y evolucionen, para que sus dueños disfruten dando un recorrido por su cava a sus seres queridos, a sus amigos, mostrándoles con orgullo el tesoro que guarda celosamente, las anécdotas vividas alrededor de una botella de vino, el logro que espera se cumpla para compartir algunas que guarda en especial. Compartiendo la magia que ese lugar emana, y que sólo es superada por una bebida en este planeta: el delicioso vino.


¿Algunas otra opciones ingeniosas? Qué tal esta cava en espiral que se construye bajo tierra, justo en cualquier área de la casa que lo requieras: la cocina, la sala, el comedor, la cochera, etc.



 ¿Y qué tal dejar que sea el lecho del mar el que conserve las botellas? Es la idea de una empresa chilena que empezó criando sus botellas en el Océano Pacífico y que ya se alió con una empresa catalana que aplica la misma idea en el Mediterráneo.


¿Qué nuevos tipos de cava conoceremos en el futuro? No lo sé, pero seguramente nos sorprenderán.


Nota al pie de página.-

Este artículo lo escribí originalmente para una página llamada Vinoclub.com.mx (ya no disponible), basada en Ensenada, (México), a la cual me invitaron a colaborar. 



Fue llevada por un par de brillantes jóvenes entusiastas llamados Mauricio Parra y Carlos Cohen, a quienes tuve la oportunidad de conocer en persona, precisamente en Ensenada.


Con el equipo de Vinoclub.com.mx.
Mau Parra está en el extremo derecho.
—Diciembre de 2009—

Je je je, el buen Mau Parra es un loquillo.
—Diciembre de 2009—


Con Carlos Cohen.
—Diciembre de 2009—

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. A falta de una cava, yo los guardaba en un mueble en la planta baja de la casa, lejos de la luz, del ruido ydel calor, cerca de una pared interior, porque el calor de Monterrey no ayuda.

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  2. Que bueno artículo, Rafa. Definitivamente me dejó intrigado la "guarda marina..." Algún día, Bro... Algún día.

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Gracias por tu comentario. Este será revisado, y en caso de pasar un estricto control de calidad (jajajaja, hasta yo me la creí), se decidirá si pasa a la catafixia (donde puede mejorar o empeorar, no lo sabemos). Si eres un bot, ni lo intentes. Si no lo eres, pero quieres serlo, busca ayuda amigo(a).
Ahora sí, adelante, Shakespeare.