Las cavas o bodegas
para guardar vino han existido desde hace muchísimos siglos, y su objetivo
siempre ha sido el mismo: preservar la promesa que atesora cada botella de vino
que guardan sus entrañas.
Un sueño que es común entre los amantes de este exquisito elixir llamado vino, es tener una grande y hermosa cava o bodega propia donde podamos guardar cientos o miles de preciadas botellas de los mejores caldos que el mundo ha conocido. ¿Acaso no has sentido ese deseo tras visitar la impresionante cava subterránea de alguna bodega vinícola que te haya maravillado? ¿No quisieras experimentar esa misma sensación en casa? Apuesto que sí.
En caso de que cuentes con un área con las características descritas arriba, ¡felicidades! Eres el feliz propietario de lo que se conoce como una "cava pasiva", con la cual te ahorrarás mucho dinero en mantenimiento. Seguramente vives en un castillo medieval o algo parecido.
Existen soluciones accesibles para fines domésticos y comerciales como son las cavas refrigeradas, unos tipos de refrigeradores (con capacidades desde 8 hasta cientos de botellas) especialmente diseñados y construidos para conservar la debida temperatura, humedad, oscuridad y tranquilidad que los vinos requieren.
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Mi cava anterior, con capacidad de 40 botellas. |
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Mi cava actual, con capacidad de 8 botellas. |
Claro que si contamos con un poco más de recursos (bastantes más diría yo), la ubicación más romántica de una cava siempre será subterránea, y es como muchas personas acaudaladas han decidido que sean las que han mandando a construir en sus propiedades. Bodegas subterráneas, ligeramente iluminadas, que albergan cientos de botellas, algunas cubiertas de polvo, esperando una ocasión especial para ser sacadas de este intencional abandono.
Pero el ingenio de los arquitectos y los constructores ha permitido eliminar la limitante obvia que supone una cava subterránea, para, de esta manera, crear magníficas bodegas para el vino en lugares tan pequeños como lo que fue un baño, hasta usar grandes extensiones otrora dedicadas a bibliotecas. Para este efecto el arquitecto necesita saber cuál es el uso que se espera dar a este espacio, pues puede ser únicamente para guardar los vinos, o su dueño puede incluso querer contar con una área social donde puedan degustarse ahí mismo los caldos que desee destapar.
Verdaderas joyas de
la arquitectura y de la ingeniería han sido construidas, cual templos faraónicos, para que los vinos reposen y evolucionen, para que sus dueños disfruten dando
un recorrido por su cava a sus seres queridos, a sus amigos, mostrándoles con
orgullo el tesoro que guarda celosamente, las anécdotas vividas alrededor de
una botella de vino, el logro que espera se cumpla para compartir algunas que
guarda en especial. Compartiendo la magia que ese lugar emana, y que sólo es
superada por una bebida en este planeta: el delicioso vino.
¿Algunas otra opciones ingeniosas? Qué tal esta cava en espiral que se construye bajo tierra, justo en cualquier área de la casa que lo requieras: la cocina, la sala, el comedor, la cochera, etc.
Nota al pie de página.-
Este artículo lo escribí originalmente para una página llamada Vinoclub.com.mx (ya no disponible), basada en Ensenada, (México), a la cual me invitaron a colaborar.
Fue llevada por un par de brillantes jóvenes entusiastas llamados Mauricio Parra y Carlos Cohen, a quienes tuve la oportunidad de conocer en persona, precisamente en Ensenada.
Con el equipo de Vinoclub.com.mx. Mau Parra está en el extremo derecho. —Diciembre de 2009— |
Je je je, el buen Mau Parra es un loquillo. —Diciembre de 2009— |
Con Carlos Cohen. —Diciembre de 2009— |
Justo en mi pobreza
ResponderEliminarA falta de una cava, yo los guardaba en un mueble en la planta baja de la casa, lejos de la luz, del ruido ydel calor, cerca de una pared interior, porque el calor de Monterrey no ayuda.
EliminarQue bueno artículo, Rafa. Definitivamente me dejó intrigado la "guarda marina..." Algún día, Bro... Algún día.
ResponderEliminarAlgún día, bro.
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