miércoles, 18 de junio de 2025

¡Esto es un vino a mano armada!

Mis queridos cuatro lectores, quizás les sea conocida esta escena que voy a describir:

El capitán de meseros lo recibe en el restaurante y le da la bienvenida. A continuación, lo lleva a la mesa que les asignaron a ustedes y sus acompañantes. Una vez que están cómodamente sentados, les pregunta que si desean ordenar algo de beber. Usted, quizás de buen humor por tratarse de una ocasión especial, solicita la carta de vinos porque desea pedir una botella para celebrar.

El mesero regresa con la carta de vinos y se la entrega a usted.

En cuanto usted la voltea a ver, la carta de vinos cobra vida, saca un arma, y apuntándole grita: ¡Esto es un vino a mano armada!


¿Demasiado melodramática la introducción de este artículo? No tanto, comparada con la desagradable sorpresa que nos llevamos al ver los altísimos precios. ¡Es un robo en despoblado!

¿No me creen? Pues, sin decir de cuáles restaurantes obtuve las fotos, les muestro unas comparaciones del precio menudeo de unas botellas y los precios "vino a mano armada".

Vino Chianti Ruffino (Italia), uno de mis vinos favoritos. $650 pesos mexicanos la botella en el restaurante.


Mismo vino en Soriana: $299 pesos la botella.


¿Y a cuánto venden la copa de vino Ruffino en ese mismo restaurante?

¿¡Queeeeeeeé!?

A $140 pesos mexicanos la copa, significa que con sólo dos copas ($280 pesos) ya casi recuperaron el costo de la botella de $299 pesos. Y no olvidemos que los restauranteros pueden obtener precio de mayoreo, eh.

Yo pedí una copa de este vino en ese restaurante, y la verdad, por la cantidad que me sirvieron, le pueden sacar fácilmente 6 copas a esa botella. Es decir, de los $299 pesos invertidos, obtienen por copeo $840 pesos. ¡Qué abusivos!

Aquí les dejo otras cartas de vino a mano armada de un par de restaurantes más que he visitado.

¡Están locos!


¡No abusen, caramba!

Y eso que estas son cartas de lugares normales, imagínense esos lugares pipirisnais, cómo encajan el diente con sus vinos.

Y luego se preguntan que por qué no se consume tanto vino en México como en otros países. Pues con esos precios, ¿cómo?

Por eso, como lo escribí en un artículo para Vinísfera en mayo de 2010, a quienes nos gusta el vino preferimos comprarlo en tiendas y beberlo en casa, y así evitamos estas salvajadas de asaltos en despoblado.

Nota al pie de página: si quieren leer ese artículo que escribí para Vinísfera, lo encuentran en esta liga (dar clic). Estuvo muy bueno el artículo y los comentarios, tanto a favor como en contra (siempre habrá haters).

Ah, y qué podemos decir del dichoso descorche, esa cantidad de dinero que tienes que pagar al restaurante como derecho para poder abrir una botella que tú mismo llevaste.

Oigan, es otro robo. Hay restaurantes aquí en Monterrey donde te cobran $500 pesos de descorche. ¡$500 pesos! Como decía Héctor Suárez: ¿Qué nos pasa?

Mejor dicho, ¿qué les pasa a estos restauranteros?

Este tema da para mucho más, pero aquí lo dejamos por el momento.

¿Les ha pasado a alguno de ustedes, estimados lectores, ser víctima de este robo? Pueden dejar un comentario y compartir su experiencia si gustan.


Hasta la próxima.



martes, 17 de junio de 2025

Vendimia | por Ernesto Clemenza

Mis queridos cuatro lectores, no había leído algo así, tan poético, desde El Cantar de los Cantares. De mi autor invitado: Ernesto Clemenza.


 

Vendimia

por Ernesto Clemenza


Eran sus labios las primicias de la vendimia. 
¿Cómo no querer quedarme ahí y cosecharlos para siempre? 
Porque un día fueron macerados con la furia insulsa de la desilusión, para después ser trillados por el olvido… 


¡Venid a mis manos, vid mía! 
Dejad que mis dedos acaricien tu mosto. 
Dejadme revivir la semilla que alguien algún día dejó olvidada. 
Dejadme ponerte una guía para que tus pasos se queden bien firmes, para que tu vida sea retomada por ti, que tu corazón vuelva a latir y tus frutos a brotar. 


¡Venid, amada mía!
Para arroparte con ternura; que tus más brillantes jubileos aún no brotan. 
¿Me dejaras presenciarlos?


Crece a mi lado y florece vibrante, 
que de tu interior vendrá el vino que me regocije el alma mortal. 
Deja que beba de ti y embriágame de tus cosechas. 
Quiero catar cada una de tus añadas.



domingo, 15 de junio de 2025

Educando el paladar del mexicano para el vino

Mis queridos cuatro lectores, me he estado preguntando si no estaremos poniendo la carreta delante del caballo.




¿De qué estás hablando, Willis?


Ah, sí. Perdón. El contexto. Estoy hablando respecto a tratar de educar el paladar del mexicano para el vino: que le interese probarlo, que le guste, que lo consuma y finalmente lo aprecie y quiera compartirlo con los demás.

Es que siento que en México es como si en vez de enseñarle aritmética básica a los niños en los primeros años de la escuela primaria, empezáramos ¡con ecuaciones diferenciales!

En vez de esto...


...empezamos con esto.

Digo esto porque, en la mayoría de los artículos y videos que encuentro en internet sobre vino, se quiere enseñar a catar el vino ¡antes que enseñar a disfrutarlo!

Por ejemplo, se utiliza un lenguaje enredado y rimbombante (apantallador) para describir el vino que se tiene en la copa, en vez de un lenguaje sencillo y llano.

El sommelier echando su cuento...

Es decir: ¡se está asustando a los posibles interesados en vez de hacer que se acerquen! Definitivamente, eso no ayuda en absoluto a educar el paladar del mexicano.

Miren ustedes, mis agudos y perspicaces lectores: las más recientes estadísticas (pueden leer la nota aquí) indican en el México únicamente el 5% de la población consume vino regularmente —2 botellas de vino al mes—. Como hay quienes dicen que ese porcentaje en realidad debe ser 8%, vamos a poner un número más alegre —aunque no sea cierto— para fines del ejemplo: digamos que el 10% de los mexicanos consume vino regularmente.

¿Y qué pasa con el otro 90%? ¡Es un montón de gente! Estamos hablando de personas que no lo consumen en absoluto o, a lo mucho, lo consumen en una copa para celebrar el año nuevo, y párenle de contar.


Nota al pie de página: Al decir vino me estoy refiriendo al vino de mesa, la bebida que se obtiene de la fermentación de la uva (sea espumoso o sin burbuja); no incluye ni tequila, ni mezcal, ni vodka, ni Caribe Cooler, ni nada de ese tipo.

 

Al releer el ejemplar No. 1 de la revista Vinísfera (marzo-abril de 2008), en la cual incluyeron entrevistas  a varios jóvenes sobre el vino de mesa, ellos respondieron cosas como:

—"El vino es para personas mayores".

—"Se me hace amargo".

—"Me recuerda a papá, porque es quien abría la botella".

Fueron apenas un par de jóvenes que dijeron que sí les gustaba el vino. Ese panorama no ha cambiado mucho al día de hoy.


ENTONCES, ¿QUÉ HACER?

Como todos sabemos, e incluso lo publiqué en mi artículo ¡Hey, créanme! Hay vida después del Lambrusco (lo pueden leer en esta liga), en México nos encanta el sabor dulce, ya sea en alimento (pan dulce, por ejemplo) o en bebida (como la Coca Cola). Bueno, pues hablando con mi buen camarada sommelier y winemaker Osvaldo Tinoco (@tinocosommelier) sobre este mismo tema, me di cuenta de que él leyó muy bien esta oportunidad de mercado, y se enfocó primero en educar el paladar, introduciendo en su línea de vinos jóvenes Flöw vinos semidulces, los cuales son un verdadero éxito con las personas que quieren, como dicen, "aprender de vino". Son vinos que gustan mucho y se le acaban pronto en los eventos y festivales a los que va.

La razón: son vinos de muy buena calidad (ya los he probado) y de sabor "dulcecito". Y, además, Osvaldo deja que primero lo disfruten, que les guste, ¡y no se pone a tirar un choro mareador típico de sommelier!

Les digo: primero se necesita que aprendan a disfrutarlo. La primera pregunta debe ser: "¿Te gustó?", y no empezar con preguntas como "¿Qué te dice el examen organiléptico que realizaste?, ¿qué aromas o sabores detectas?, ¿notaste si tiene barrica o no?, ¿cómo sentiste los taninos?, bla, bla, bla. 

¡Prrrrrrrrt! Suena una soberana trompetilla con dedicatoria a... quien corresponda.

Si los interesados apenas están empezando en el mundo del vino, como decía Clavillazo: "La cosa es calmada". (Puntos extras si lo leyeron con su voz)

Por lo tanto, lo que se puede empezar haciendo es recomendando vinos de sabores dulces a semidulces, pues éstos abren la puerta para que, después, se desee pasar a probar los vinos secos, los que no son dulces. Lo digo por experiencia, pues personalmente, el primer vino que captó mi atención fue el Riunite rosado.

Bien frío es muy sabroso.

Se trata de abrir la puerta, y no hacer que la cierren a la primera oportunidad porque quisimos que apreciaran un Grand Cru francés.

Recordemos: la aritmética va mucho antes de llegar a las ecuaciones diferenciales o la "Transtornada de Laplace" —como le decíamos de cariño en la FCFM— .


Ahora bien, ¿se ha intentado en México antes hacer esto de acercar el vino a los jóvenes, de una manera más amena, despreocupada y masiva, en vez de la típica cata acartonada de una bodega o tienda de vinos? Sí, de hecho sí se ha hecho el intento.

Somos muchos los de la generación X que el primer vino que probamos fue el famoso Padre Kino, de la bodega Casa Pedro Domecq, avecindada en Baja California, allá en los años 80s.

Padro Kino blanco

Padre Kino tinto

Cómo olvidar su envase único, muy fácil de abrir (no se ocupaba sacacorchos) y con forma de florero, lo cual hacía que muchos lo conserváramos para otro uso. Yo aún tengo uno de esos envases y lo utilizo como decantador.

Miren, estos son los comerciales de los años 1984 y 1985 que circularon por la televisión abierta sobre este vino. Tenía una cancioncita muy pegajosa, la cual algunos todavía recordamos aunque la escuchamos en la niñez.


Este humilde vino hasta llegó a tener ficha técnica en internet, antes de que descontinuaran su producción.

Ficha técnica del Padre Kino blanco


Ficha técnica del Padre Kino tinto


Este vino era sumamente básico, pero la idea no era ganar la Gran Medalla de Oropel del ultra mega famosísimo Concurso Mundial de Bruschetta. No, más bien se quería acercar de manera agradable el vino a los jóvenes. No era un vino seco que repeliera a los paladares primerizos, sino que era más bien afrutado, amable, sencillo y llano que se recomendaba beber frío.


¿Y en la actualidad? Pues se pueden encontrar en la localidad buenos ejemplos de vinos dulces a semidulces para que los neófitos empiecen disfrutando del vino, y después puedan escalar a otros vinos.

Ejemplos de esos vinos son:



Sommelier y winemaker Osvaldo Tinoco



Otros vinos dulces y semidulces que me han recomendado y he probado son estos que se consiguen en la tienda HEB:

Perla Rossa Merlot bien frío


Vinos de La Redonda, tinto y rosado


Blanc de Zinfandel de L. A. Cetto



En resumen, mis queridos cuatro lectores, hay que descomplicar el mundo del vino, como siempre ha pretendido el espíritu de Prometeo embotellado (aquí la nota).

¡Hay que divertirse probando!



¡Vamos a educar el paladar mexicano para el vino!

Asistentes a la cata privada de Flöw con Osvaldo Tinoco


Hasta la próxima.




domingo, 8 de junio de 2025

La maldición de Disneylandia


Hola, mis queridos cuatro lectores. Acerca del título de este breve artículo, aclaro que no pretendo ni referirme a las malas decisiones tomadas por la empresa de entretenimiento Disney respecto a sus últimas películas.

No, me refiero a algo más personal. Miren, es domingo por la noche, y viene a mí un recuerdo de infancia: me recuerdo viendo la televisión en casa con mi familia, específicamente en el canal 6 (XHGC), cuando empieza la canción que aparece en el siguiente video:

¡Va a empezar Disneylandia!

Y, aunque pudiera parecer que era un momento alegre por las caricaturas que fueramos a presenciar —por enésima ocasión—, al mismo tiempo se hacía un nudo en el estómago ante la inminente realidad: mañana será lunes y tendremos que iniciar una semana más de clases en las escuela. ¡Ouch!

No creo ser el único que sigue teniendo esta poco grata sensación, a la cual ya los estudiosos le han puesto nombres: "síndrome del fin de semana", "síndrome del domingo" y "la angustia del domingo". Hay muchos artículos al respecto (en esta liga les comparto sólo uno).

Aunque pasa con menos frecuencia y a menor grado, todavía me sucede. No sé si a algunos de ustedes les pase también.

Pero ¡hey!, después de todo, sobrevivimos y aquí estamos, ¿no?

A terminar la nochecita de domingo, dejar todo listo para mañana... y a mimir.


Hasta la próxima.