domingo, 10 de agosto de 2025

Tu momento Kodak®

Hola, mis queridos cuatro lectores. ¿Saben? Mi papá fue un gran aficionado a tomar fotografías, lo cual le permitió dejarnos un acervo fotográfico familiar muy extenso, que es otra cosa por lo que siempre le estaremos agradecidos. 

Cuadrangular de fútbol infantil en Nova de Monterrey
Fotógrafo: mi papá

Creo que por eso me picó el gusanito de querer documentar gráficamente también, y fue lo que me llevó a pedirle a papá me comprara una cámara fotográfica de regalo. Y, consentidor como pocos, me la compró.

Mi primera cámara fotográfica fue como la que se muestra en la siguiente imagen: una Kodak Instamatic 101.

Foto tomada de internet.

Traía su rollo especial (de esos alargados y delgaditos) y su flash desechable en forma de cubo (4 focos nada más y a la basura el flash). Recuerdo que la recibí en la noche y me moría de ganas de estrenarla, pero papá me recomendó esperar a que hubiera luz de día, por lo que no me quedó más que esperar al día siguiente a iniciar mi carrera de fotógrafo amateur. Tendría yo unos 10 años de edad en ese entonces.

Claro, al principio las fotos me salían desenfocadas, con poca luz y muchos errores que el ímpetu infantil pasaba por alto. Poco a poco, con la práctica, fueron mejorando. En la siguiente imagen, pueden ver en la parte superior un par de las primeras fotos, y abajo como ya no se veían tan mal. Y con la misma cámara.

Mis primeros modelos: nuestro perro, el Doggy, y mis hermanos y primos.

Ah, pero para tener estas fotografías en las manos, no crean que era así de fácil, mis queridos lectores, claro que no. Miren, para empezar necesitabas, además de la cámara, conseguir el rollo fotográfico adecuado para ésta —en mi caso era tipo 110, pero había de 35 mm también—; y los rollos traían diferente cantidad de fotos que podías sacar con estos: 12, 24 ó 36 fotografías. Mientras más fotos, más caro el rollo, por supuesto. Luego, había que meter el rollo en la cámara, lo cual en la Instamatic 101 era sumamente fácil —era tipo cartucho—, pero no puedo decir lo mismo de los rollos de 35 mm —los que usé con otras cámaras que tuve— que al principio era un parto, aunque después mejoró mucho el procedimiento en las cámaras más nuevas.

Muy bien, recuerden que por rollo sólo tienes 12, 24 ó 36 fotografías disponibles —y eso si no desperdiciabas una por error metiendo el rollo de 35 mm, tomando una foto hacia tus pies. Esto significa que tenías pocas fotos por rollo, es decir, no las ibas a gastar en cualquier cosa: las fotografías eran pensadas.

Claro, los fotógrafos de eventos y fiestas, como bodas, tenían que traer el montón de rollos, pues después venderían las fotos, así que se podían dar "el lujo" de traer muchos rollos, pero tampoco desperdiciaban las fotos.

Ahora, supongamos que ya tomaste todas las fotos que le cabían a ese rollo (lo cual sabías porque el rollo ya no se recorría o aparecía una marca en el visor del rollo indicando que se había acabado),  ¿cómo las obtenías impresas?

Los fotógrafos que no éramos profesionales —que éramos la mayoría— no contábamos con un cuarto oscuro de revelado, por lo que acudíamos a servicios de revelado donde llevabas tu rollo, lo guardaban en una bolsa de papel donde ponían tus datos, pagabas el dinero correspondiente a la cantidad de fotos que se iban a imprimir (si querías copias de esas fotos, te las cobraban, obviamente), y te decían en cuánto tiempo te las iban a tener listas. Cuando era niño, sí podían tardar varios días en tener tus fotos impresas, pero a como fue avanzando el tiempo, aparecieron los lugares que ofrecían el revelado en una hora. ¡Una hora! ¡Wow! ¡Sorprendente! De esta manera no tenías que esperar tanto para ver tus fotos, las cuales recibías en físico.

Si querías copias, tenías que llevar los negativos

Todo este esfuerzo implicado, mis estimados lectores, nos llevaba a tener aprecio por las fotografías que tomábamos, y a tener preparada nuestras cámaras para momentos que considerábamos especiales.

Es lo que llegamos a conocer como Momentos Kodak®

Y es que la compañía fotográfica Kodak® popularizó esa frase en la década de 1980 con el objetivo de fomentar la fotografía y la consevación de recuerdos, pues un Momento Kodak® era un instante especial, fuera alegre, emotivo o único, que se consideraba digno de ser capturado en una fotografía.

Con el tiempo, esta frase trascendió, y se utilizó para designar cualquier instante de nuestras vidas que, por su significado o valor, se considera digno de ser recordado, inmortalizado, en una fotografía o vídeo.

Viaje a Disney World en 1996

Así es, mis apreciadísimos cuatro lectores: las fotos que conservamos impresas —previas a la era digital—son valiosas, porque las tomamos por algo en especial, pues sabíamos todo el ajetreo que implicaría llegarlas a tener impresas. Y la alegría  y la emoción que sentíamos al recibirlas en ese sobre de papel era algo especial. Porque recuerden: no sabíamos cómo iban a salir hasta no haberlas recibido impresas. Esa emoción ya no se tiene con las fotos digitales hoy día, pues ya sabes exactamente cómo van a salir un segundo después de que la tomaste. Esa emoción se ha ido, se ha perdido.

¿Significa que ahora, dado que se pueden tomar miles de fotografías con nuestro celular, las fotografías se han banalizado y ha desaparecido por completo el Momento Kodak®? No, claro que no. Yo no iría tan lejos ni sería tan dogmático al respecto, porque recordemos que el significado ha trascendido al equipo o la marca: se trata de captar un instante que sea digno de ser recordado.

Quizás esa foto donde aparecen un par de vasos de Starbucks, con los nombres de él y de ella, sea el recuerdo de la primera cita que tuvieron en su noviazgo, que luego se convirtió en un hermoso matrimonio de décadas. ¿No es un momento digno de ser recordado?

Quizás esa selfi descuadrada, descuidada, con un fondo nada atractivo, sea la última fotografía que te tomaste con un ser querido al que ahora extrañas enormemente porque ya no está contigo. ¿No es un momento digno de ser recordado?

Dicho sea de paso, una gran ventaja de poder tomar fotografías con nuestros celulares, los cuales casi llevamos a cualquier lado, es que, si hay un momento digno de ser recordado, tienes un equipo sumamente fácil de usar para capturarlo.

Nuestra gatita Mimosa durmiendo en nuestra cama

Entonces, sigamos capturando momentos memorables. Y si es posible, les sugiero imprimir las fotos que más les gusten. Realmente es un placer poder volver a tocar esas fotografías y recordar esos instantes que fueron valiosos para nosotros.

Busca siempre tu Momento Kodak®.

Hasta la próxima.



2 comentarios:

  1. ¡Que tiempos señor Don Simón! Dice una frase popular, y en verdad era una mezcla de emoción y ansiedad cuando abrías el sobre con las fotos impresas.

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    1. ¡Sí! Qué nostalgia saber que esa sensación se ha ido para siempre. A menos que sigas usando una cámara de las de antes. ;-)

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Gracias por tu comentario. Este será revisado, y en caso de pasar un estricto control de calidad (jajajaja, hasta yo me la creí), se decidirá si pasa a la catafixia (donde puede mejorar o empeorar, no lo sabemos). Si eres un bot, ni lo intentes. Si no lo eres, pero quieres serlo, busca ayuda amigo(a).
Ahora sí, adelante, Shakespeare.