Mis queridos y muy avant-garde cuatro lectores, confieso que el vino que reseñaré en esta ocasión, desde que leí su nombre me dije a mí mismo: "Tengo que probarlo". Pero que no surja entre ustedes la falsa percepción de que fui hipnotizado por marketing puro y barato. No, de ninguna manera. Si no supiera que detrás de esta botella se encuentra el trabajo de alguien a quien considero un productor confiable, como el ingeniero Álvaro Ptacnik, ni le entraba.
"Ya, bájale, Rafa. Que sea menos. Mucho rollo. ¿Por qué tanto cuento?", quizás pueda pensar alguien poco documentado en el tema del vino —o de la cerveza, cabe decir—. Paso a aclarar que, el vino en cuestión, es característico porque contiene algo de brettanomyces (de ahí parte de su nombre, Breta). ¿Y qué diablos es eso? Pues es una especie de hongo unicelular (levadura) cuya presencia en vino o cerveza se llega a considerar un defecto, un contaminante...
"¡Guácala!", se apresura a exclamar el enófilo amateur. Pero, lo que no sabe, es que la presencia en una ligera cantidad, crea en los vinos unas notas únicas y muy elegantes, inigualables —para nuestro gusto, los aficionados al brett (así le decimos de cariño)—.
¿Y qué sucedió con esta variante del vino emblema de Shimul, el Albarolo? ¿Logró su objetivo de elegancia o causó su ruina por contaminación?
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Albarolo Breta 2014 |
Desde el momento en que abrí este vino, empezó toda una experiencia, mis inquisitivos lectores. Y es que, si recordamos que, como lo dice la etiqueta y nos lo explicó el mismo Ing. Ptacnik (clic para leer la nota), sus vinos no son filtrados ni estabilizados, pues era de esperarse la presencia de sedimentos en este ejemplar de hace 11 años (recuerden que es 2014).
En el corcho mismo —que cuidó con celo el precioso caldo bajo su cuidado, cual fiel guerrero—, como se puede apreciar en la foto, aparecieron unos cristales, los cuales son completamente inocuos (o sea, no hacen daño, son inofensivos).
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Cristales de sedimentos en el corcho de este vino de 11 años |
Cuando tenemos un vino con sedimentos lo que corresponde hacer es decantarlo con cuidado, sin sacudir la botella para asegurarse de que los sedimentos se queden en los hombros de la botella. Sí, en las botellas tipo bordalesa, como la de este caso, la parte donde la botella empieza a estrecharse para formar el cuello se le conoce como los hombros de la botella.
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Decantando con cuidado el vino |
Como lo que me sobran son billetes (Not!), uso un decantador reciclado de una botella del otrora famoso y hoy extinto Padre Kino (ver imagen). ¡Ejte decantador no lo tiene ni Riedel!
Y, de esta manera, tenemos la mayor parte del líquido en el decantador, listo para ser servido.
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Vino decantado, listo para disfrutarse |
Aclaro que es la mayoría el líquido porque, como se podrán imaginar, en la botella permanece vino que ya no podemos verter pues los sedimentos se transferirían también, y eso es lo que queremos evitar precisamente.
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Pero no se quedó ahí para siempre... |
Ahora sí, ya podemos proceder con la nota de cata en toda regla.
- Vino: Albarolo Breta
- Cosecha: 2014
- Productor: Vinos Shimul (shimul.net)
- País: México
- Región: Valle de Guadalupe, Baja California
- Uvas: 100% nebbiolo
- % alcohol: 13.8
- Comentarios: No filtrado, no estabilizado.
- Precio: $600.00 pesos mexicanos (directamente con el productor)
- Volumen: 750 ml
- Calificación Precio/Calidad: ***** (5 de 5)
- Disfrutado el día: 26 de septiembre de 2025
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Vista del Albarolo Breta 2014 |
En vista, este vino es de un profundo color rojo granate. Me llamó particularmente la atención el aro acuoso alrededor de la orilla del vino, cuyo grosor yo esperaría fuera más corto por la edad del vino, pero parece que las botellas de esta cosecha aún pueden ser guardadas por más tiempo sin problema.
La nariz del vino era lo más esperado por mí, y cuando la examinamos Elsa y yo, tras una profunda aspiración... ¡Wow! ¡Ahí está la brett! ¡Me encantaaaaa!
Si quisiera tratar de explicar cómo es el aroma, sin duda usaría la misma expresión de Elsa: "Huele como a petróleo". Pero es una sobresimplificación, la verdad. El aroma de la brett, para mi gusto, cuando es en la cantidad correcta, da mucha elegancia, y no es molesto.
Pero no predominó únicamente la brett, sino que se integró con los aromas a frutos rojos, el cuero, la grasa (como de chorizo), el tabaco, la vainilla.
En boca, impresionante: de cuerpo medio, con una acidez buenísima y taninos suaves, presentaba un final muy muy largo. El alcohol se sentía en su justa medida.
Todo perfecto.
Esta vez, este vinito acompañó una tabla de quesos con un dip de receta secreta de Elsa, y su versión de papas bravas que quedaron muy bien.
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El acompañamiento de esta ocasión |
Este vino me pareció excepcional, por lo que le doy 5 de 5 estrellas en mi Relación Precio Calidad (RPC).
Ah, ¿y qué onda con los sedimentos? Bueno, pues únicamente para fines didácticos —¡hic!— es que servimos el resto del vino en una copa para mostrarles a qué nos referimos.
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Botella con sedimentos |
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Sedimentos dispersos en el vino |
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Los sedimentos solos |
¿Hacen daño los sedimentos si nos lo tomamos o los comemos? No, para nada. De hecho, contrario a lo que pudiera parecer, no tienen un sabor marcado, más bien no saben a nada. Pero la sensación no es agradable cuando los bebes. Se sienten como granos de arena, como azúcar que no se disolvió bien. Por eso, es preferible seguir el proceso de decantación para que la experiencia de beber el vino sea más placentera.
Seguro que a mi estimado Eslem Torres, maestro cervecero, le causará curiosidad este artículo. No creo que él quiera la presencia de brett en sus cervezas. O quién sabe...
Hasta la próxima.
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Ahora sí, adelante, Shakespeare.