Mis discentes cuatro lectores, en esta ocasión quiero compartir una reflexión que he traído atorada en la mente desde hace rato. Esta tiene que ver con la gran importancia de utilizar las palabras precisas para comunicarse. Como me recordó hace poco mi amigo Erick, esto está relacionado con la regla número 10 del libro de Jordan B. Peterson titulado 12 Reglas para Vivir (Planeta, 2018). Dicha regla es: A la hora de hablar, exprésate con precisión.
Hace poco vi un video en el cual la lexicógrafa Laura García Arroyo (quien desde el año 2003 ha participado en el programa del canal 22 llamado La Dichosa Palabra) también comentó el valor de usar las palabras correctas cuando hablamos o escribimos (pueden ver esa magnífica entrevista en esta liga).
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| Las palabras deben ir donde deben ir |
Como varios lingüistas han dicho —entre ellos la mencionada Laura García y mi maestro de redacción Marco Mora (redaccionsindolor.com)—, muchas veces usamos palabras creyendo que son sinónimos de otras y no es verdad. Por lo tanto, las estamos utilizando mal. Esto, desafortunadamente, puede llevar a malentendidos e interpretaciones equivocadas.
La solución
¿Cuál es la solución? Usar un diccionario para asegurarse de que la palabra que vamos a utilizar realmente signifique lo que queremos decir o escribir. Hoy en día existen tantas herramientas digitales disponibles como los recursos que la Real Academia Española [RAE] pone a nuestra disposición en su página oficial rae.es, que no tenemos que andar cargando el tumbaburros (como llamamos en México al diccionario) a todas partes. Además, contamos con la página de la Fundación del Español Urgente (Fundéu) asesorada por la RAE, cuya liga es fundeu.es, y con el Diccionario del Español de México [DEM] que se ubica en la liga dem.colmex.mx. Por falta recursos, no hay excusas.
Un ejemplo
Ejemplos de palabras mal utilizadas hay muchos. Viene a mi cabeza, por ejemplo, una palabra que recientemente ha desarrollado una muy mala reputación, al grado de ser utilizada para indicar algo negativo, algo despectivo. Esa palabra es privilegio. Vamos a analizarla.
En primer lugar, busco en mi "pequeño" diccionario Larousse.
En la entrada privilegio encuentro las siguientes tres acepciones:
- Ventaja o exención especial o exclusiva que se concede a alguien.
- DER. Nombre que tomaba en el derecho antiguo una ley cuando no atendía al interés general, sino al de un particular, como un nombramiento, o al de una localidad.
- DER. Documento en el que consta la concesión de un privilegio.
Al buscar la palabra privilegio en la página de la RAE, no encontramos mucha variación con la definición del Larousse. Ahí dice:
- m. Exención de una obligación o ventaja exclusiva o especial que goza alguien por concesión de un superior o por determinada circunstancia propia.
- m. Documento en que consta la concesión de un privilegio.
En la página de Fundéu hallamos lo siguiente:
Privilegio procede del latín privilegium, formado a partir de privum y lex, que significa ‘ley o medida excepcional (que concierne exclusivamente a un particular)’, y también ‘inmunidad’, ‘prerrogativa’, ‘exención’, ‘privilegio’.
Tanto el Larousse como la página de la RAE indican que el origen es la palabra latina privilegium, pero no explican su etimología como sí lo hace Fundéu.
Creo que ya tenemos el cuadro completo. Vamos ahora a pasar esta información por el crisol. Empecemos.
Según el sentido original de la palabra privilegio, se infringe el principio liberal de una igualdad ante la ley. Por lo tanto, esta palabra tiene —y con mucha razón— una connotación negativa.
Expliquémoslo con un ejemplo. Supongamos que el organismo gobernante de cierta ciudad estableciera una ley en la que todos los panaderos deban pagar cierto impuesto por producir pan. Pero, ese mismo organismo permite que unos pocos panaderos no tengan que pagar ese impuesto, lo cual evidentemente es una ventaja para estos. La exención de esa obligación es un privilegio que se les concedió. Sin importar el motivo por el cual fueron privilegiados (compadrazgo, amiguismo, soborno, etcétera), esto representa una desventaja para el resto de los panaderos.
Por lo tanto, decir que alguien recibió un privilegio, semánticamente no es algo positivo sino todo lo contrario.
De Guatemala a Guatepeor
Ahora bien, si añadimos un par más de palabras a la que nos atañe en este ejemplo, el significado se puede empeorar.
Privilegio de servicio. ¿Qué quiere decir esto? Con base en lo que ya hemos analizado, da la idea de que alguien recibe una ventaja o exención especial al realizar cierto servicio. Es decir: mientras los demás deben cumplir con cierto servicio como lo indica la ley o las instrucciones de cierta organización, los privilegiados (quienes recibieron ese privilegio) no tienen que hacerlo. Por decirlo así, ellos están por encima de esa ley. Lo que se les aplica a los demás no se les aplica a ellos.
Esta es la razón por la que muchos que tienen un privilegio de servicio, sobre todo cuando está la política involucrada, se aprovechan de esa ventaja que tienen, pasando por encima de aquellos a quienes prometieron servir. Es obvio que no únicamente sucede en las organizaciones políticas, sino en cualquier otro ámbito.
"Aún hay más"
Como decía el conductor de televisión, Raúl Velasco: "Aún hay más". Si agregamos la palabra inmerecido a privilegio, estamos ante un pleonasmo en toda regla desde diversos puntos de vista, como el legal y el moral. Si el significado de privilegio ya nos indica que se está pasando por encima de los derechos de los demás al darle una ventaja especial o exclusiva a alguien, queda claro que evidentemente ese privilegio es inmerecido a los ojos de todos los que sufren por la ventaja que se le dio al privilegiado.
La sugerencia
Creo que la palabra precisa que se busca en este caso es designación. Es de notarse que no debe confundirse con la palabra asignación, que viene del verbo asignar y cuyas acepciones no expresan lo que se está buscando.
Designación, de acuerdo con la RAE, significa lo siguiente:
- f. Acción y efecto de designar (‖ señalar para cierto fin).
- f. Función lingüística mediante la cual se hace referencia a las personas y a las cosas.
La primera acepción es la que nos interesa, la cual nos lleva a revisar el significado del verbo designar, que es:
- tr. Formar designio o propósito.
- tr. Señalar o destinar a alguien o algo para determinado fin.
- tr. Denominar, indicar.
Nos queda claro que la segunda acepción (que me permití subrayar) es la que refleja fielmente lo que se quería decir.
De manera que, la expresión precisa sería que alguien recibió una designación de servicio. Entendemos entonces que cierta persona fue señalada o destinada para el fin de servir en algunas facetas.
Esperaríamos que dicha persona recibiera dicha designación, no de manera inmerecida (de nuevo: por compadrazgo, amiguismo, soborno, etcétera) sino merecidamente, porque —como dice la definición del verbo merecer— es una persona digna de recibirla.
¿Ven lo maravilloso de expresarse de manera precisa? Es la única forma de verdaderamente ampliar nuestro vocabulario y nuestra visión del mundo.
Hasta la próxima.