sábado, 4 de enero de 2025

Oye, ¿es cierto que el vino se toma a temperatura ambiente?


Hola, mis queridos cuatro lectores. Hoy iniciamos otra nueva sección —¿Otra? Pues sí, otra— titulada "Oye, ¿es cierto que...?", en la cual publicaré las respuestas a algunas de las preguntas que nos hacemos cuando empezamos a conocer esto del amplísimo mundo del vino.

Serán preguntas que he oído en catas organizadas, en reuniones informales, y que son por demás válidas y que además todos hemos tenido alguna vez. Para contestarlas me apoyaré en lo que he aprendido en cursos, en pláticas, en catas y leyendo libros, revistas y cualquier otra forma de comunicación que mencione algo del vino que sea de utilidad.

Dicho lo anterior, comencemos con una pregunta clásica:

Oye, ¿es cierto que el vino se toma a temperatura ambiente?

Respuesta.-

Sí y no.

Primero, déjenme les digo que esta es una de las creencias más extendidas y que realmente daña al desarrollo del consumo del vino cuando recién queremos iniciar. Y para explicarme les voy a hacer estas simples preguntas: ¿a ustedes les gusta tomar cerveza que esté, digamos, a unos 30° centígrados? ¿O una Coca Cola a esa misma temperatura? Estoy seguro que responderán que no. ¡Vamos!, seguramente ni el agua a esa temperatura nos gustará —puaj—.

El daño entonces consiste en que, si estamos empezando con esa maravillosa curiosidad a entrar en el mundo del vino, y nos llegan a servir un buen vino pero a una temperatura inadecuada, podemos llegar a decir: "puaj, creo que esto del vino no es para mí". Una verdadera tragedia.

Bueno, en el caso del vino tenemos la misma situación que la mencionada anteriormente con la cerveza y la Coca Cola: cada vino tiene una temperatura a la cual se recomienda ser bebido. Es lo que se le llama temperatura de servicio. O sea, la temperatura que debe tener el vino al ser servido en la copa.

¿Por qué respondí que sí y que no? Pues porque si ustedes van a beber un buen vino tinto de Burdeos (Francia) en un lugar donde la temperatura del ambiente esté entre 16 y 18° C —digamos, dentro de un castillo medieval—, entonces la respuesta es sí. Pero si ustedes viven en Monterrey como yo, donde la temperatura ambiente en verano —y a veces en invierno— puede llegar a superar los 30° C con facilidad, entonces la respuesta definitivamente es no.

Entonces, ¿a qué temperatura se toma el vino? 

Ah, pues depende del tipo de vino que se vaya a beber. No es la misma temperatura de servicio de un vino blanco que la de un vino tinto o que la de un espumoso.

Afortunadamente, cada vez con mayor frecuencia vemos que los productores de vinos colocan en la contraetiqueta de sus botellas la temperatura de servicio recomendada, y es algo que realmente les agradecemos —¡Gracias... Totales!—.

Algunos productores nos ayudan con esta información.


¿Y cómo le hago para saber, en caso de que en la botella no se indique?

De nuevo, afortunadamente hay en internet una gran cantidad de tablas como la siguiente, que nos puede ser de ayuda.

Tabla de temperaturas de servicio.


Y, ¿por qué es importante cuidar la temperatura a la que se sirve un vino? 

Pues porque los productores del vino mediante pruebas con expertos catadores determinan cuál es la temperatura en la cual ese vino muestra de la mejor manera sus características. Por eso, un vino tinto que se sirva muy por debajo de su temperatura correcta (digamos 4° C, la temperatura del refrigerador) no mostraría los aromas y sabores que debería, mientras que si se sirviera muy caliente, mayormente daría la sensación de ser demasiado alcohólico. En ninguno de estos casos se apreciaríán las características que el productor esperaba y corremos el riesgo de pensar que el vino está malo cuando en realidad es que no se sirvió en las condiciones correctas.

¿Cómo llevo adecuadamente un vino a la temperatura correcta de servicio?

Suponiendo que el vino está más arriba de su temperatura de servicio recomendada, el medio más rápido (y más seguro) de enfriar un vino es usando una cubitera. Es esencial agregar agua al hielo y sumergir la botella lo más posible para que todo el vino esté a la misma temperatura. Se recomienda dejar 15 minutos para pasar de 20°C a 8°C. Si el vino se debe de tomar a una temperatura más elevada de esa (como en el caso de los vinos tintos), entonces hay que dejarla menos tiempo en el hielo.

En la parte media del refrigerador (no en el congelador) tardará una hora y media en pasar de 20°C a 8°C, o más en época de mucho calor. El peligro de colocarla en el congelador es que se te olvide y la botella explote, por eso es mucho más seguro el método de la cubitera.

¿Cómo sé a qué temperatura está el vino de una botella?

Existen diferentes artefactos que permiten saberlo. El más común y fácil de usar es un termómetro tipo brazalete, el cual se coloca alrededor de la botella y nos indica las temperatura a la que se encuentra. Se puede conseguir en tiendas especializadas en vino y a veces en supermercados.

Hay modelos que traen indicaciones de la temperatura sugeridas para algunos tipos de vino, por lo que es una ayuda visual extra.

Ahora bien, con este termómetro sabemos la temperatura a la que está la botella, pero si la metimos al congelador para enfriarla rápidamente, lo más seguro es que todo el vino aún no adquiera la temperatura que tiene el vidrio. Por eso no se recomienda enfriar el vino poniéndolo en el congelador del refrigerador.

Personalmente, y dado mi espíritu físico-matemático-ingenieril, decidí conseguirme un termómetro infrarrojo en Amazon y dejar de batallar.

El juguete nuevo.


Funciona bastante bien, no es tan caro, y ya no ando adivinando.

En su punto.


Ahora, mis apreciados cuatro lectores, ya sabemos la respuesta —bastante ampliada— a esta interrogante tan común, pero tan crucial.

Hasta la próxima.

2 comentarios:

Gracias por tu comentario. Este será revisado, y en caso de pasar un estricto control de calidad (jajajaja, hasta yo me la creí), se decidirá si pasa a la catafixia (donde puede mejorar o empeorar, no lo sabemos). Si eres un bot, ni lo intentes. Si no lo eres, pero quieres serlo, busca ayuda amigo(a).
Ahora sí, adelante, Shakespeare.