Amigo

Los amigos verdaderos se cuentan con los dedos de una sola mano —y en mi caso, sobran dedos—, por eso son invaluables e insustituibles, y contar con ellos es uno de los regalos más grandes por los que estar agradecido en esta vida.

Dice el buen libro que un amigo verdadero "es un hermano nacido para cuando hay angustia", porque es en esos precisos momentos —cuando da el paso al frente para ayudarte o para defenderte— que de manera evidente, inequívoca e irrefutable comprueba esa categoría —casi divina— que le ha merecido ser llamado tu mejor amigo. 

Les dejo hoy, mis queridos cuatro lectores, este poema de uno de los grandes autores de la lengua portuguesa, que retrata tal cual a quienes considero mis amigos.

AMIGO

Por Fernando Pessoa

Mis amigos son todos así: mitad locura, otra mitad santidad. No los escojo por la piel sino por la pupila, que ha de tener un brillo cuestionador y una tonalidad inquietante.

Escojo a mis amigos por la cara lavada y el alma expuesta. No quiero sólo el hombro o el regazo, quiero también su mayor alegría.

El amigo que no sabe reír conmigo, no sabe sufrir conmigo.

Mis amigos son todos así: mitad bromas, mitad seriedad. No quiero risas previsibles, ni llantos piadosos. Quiero amigos serios de esos que hacen de la realidad su fuente de aprendizaje, pero que luchan para que la fantasía no desaparezca.

No quiero amigos adultos ni comunes. Los quiero mitad infancia y mitad vejez. Niños para que no se olviden del valor del viento en el rostro, y ancianos para que nunca tengan prisa.

Tengo amigos para saber mejor quién soy yo, pues viéndolos locos, bromistas y serios, niños y ancianos, nunca me olvidaré de que la normalidad es una ilusión estéril.

Hasta la próxima.