Un delicioso viaje por el mundo de café | Segunda entrega
En
la primera entrega, José del Bosque,
dueño de Café La Nacional, nos
brindó una muy detallada explicación del proceso que lleva desde la selección
del grano verde hasta el tostado del mismo, para obtener las variedades de
cafés que él ofrece. Ahora participaremos en uno de los tipos de cata de café que
existen y que confrontará algo que es inherente al mismo: los métodos de
preparación.
En el caso del vino —un mundo en el que ya llevo un rato inmerso— la tecnología va principalmente enfocada a los métodos de producción, culminando con el producto en una botella, el cual, en la mayoría de los casos, ya está listo para beberse. Pero en el mundo del café, la diferencia es que la tecnología se ha dirigido más hacia los métodos de preparación, pues aún existe un paso antes de poder beberlo. Siguiendo con la comparación, podría decirse que es más fácil en el vino asegurar la calidad desde que sale al mercado, aunque siempre existe la posibilidad de que éste resulte estropeado en la transportación y el almacenaje. Pero, en el caso del café, puedes tener el mejor del mundo y echarlo a perder al momento de prepararlo. Por experiencia propia puedo decirles que esto es muy común que suceda en las oficinas, donde el café es preparado desde muy temprano en percoladoras por el personal de limpieza, el cual no está capacitado para eso. El resultado: el horrible café de calcetín.
Tres métodos de preparación
tradicionales
La primera cata del día que José nos tenía programada consistiría en probar el mismo café, en la misma proporción (56 gr de café por cada litro de agua), pero preparado por tres métodos distintos: cafetera de filtro de papel, percoladora y prensa francesa. Nosotros no sabríamos cómo estaba preparado el café que se encontraba en cada termo previamente llenado por José, pues lo que él quería saber era cuál nos gustaría más.
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Con ustedes, José y los termos. |
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Cafetera de filtro de papel. |
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Percoladora. |
Si queríamos hacer más divertida la cata, entonces podríamos intentar adivinar con qué método estaba elaborado el café de cada termo. Para esto, José nos dio las siguientes pistas:
- De la cafetera de filtro de papel se obtiene un café
más ácido que por los otros dos métodos.
- De la percoladora se obtiene un café más amargo que
el de la cafetera.
- De la prensa francesa se obtiene el café de sabor
más intenso, con mayor profundidad
para detectar aromas y sabores.
Ahora sí, llegó el turno de que cada quien se sirviera en su vasito una
muestra de cada termo para detectar las diferencias y empezó el juego:
—Este es el de cafetera de filtro.
—No, ese es el de la percoladora.
—Claro que no. Es el de la prensa francesa.
Fue un ejercicio muy revelador, pues les aseguro que los tres cafés sabían
muy diferente, a pesar de que eran exactamente el mismo grano (Pluma Hidalgo, de Oaxaca), aunque molido
a diferentes grosores, dependiendo del método de preparación: el molido más
grueso es para la prensa francesa, el siguiente y menos grueso es para la
percoladora, y el más fino es para la cafetera de filtro.
Al final cada quien dio su veredicto. En mis preferencias puse en primer
lugar a la prensa francesa, en segundo a la percoladora, y al final, a la
cafetera de filtro. Sin embargo, tras comentarlo abiertamente, llegamos a la
conclusión de que cada uno de los cafés es bueno, pero en diferentes contextos.
Por ejemplo: si durante un día de trabajo nos gusta beber varias tazas de café,
es mejor consumir el preparado en cafetera de filtro porque es más suave, pues
el de percoladora y el de prensa francesa se sienten más fuertes. Pero si se
trata de tomarse una taza, tranquilamente, descansando, la intensidad de la
percoladora, o mejor, el de prensa francesa, serían la opción elegida.
Algo más que también aprendí de esta cata, es que, al igual que alguien más
lo expresó, me gustó más el café de la percoladora que el de la cafetera de
filtro. Si tuviera una individual, la usaría sin duda.
Además, me di cuenta de que en el filtro de las cafeteras se quedan demasiados
sabores y aromas.
Por cierto, otro secreto para disfrutar de un café bien preparado en
percoladora, es que una vez hecho, se trasvase de inmediato a un termo, pues de
lo contrario el café se sigue "cocinando" y se quema. Con razón el café de la
oficina es tan malo, además de que quién sabe si el grado de molido sea el
adecuado para percoladora, y si ponen la proporción correcta de café y agua.
¡Uf! En la preparación del café hay muchos factores que afectarán el
resultado: que si le pusiste más café o le pusiste menos; que si lo moliste demasiado o lo dejaste muy
grueso; que si lo dejaste seguirse "cocinando" en el recipiente o lo sacaste a
tiempo.
Lo dicho: se puede tener el mejor grano tostado de café posible, y echarlo
todo a perder en su preparación.
Imagínense, qué tan crucial es esto: controlar cómo se prepara el café para
una cadena de cafeterías, ya sea nacional o internacional.
Sin duda aprendimos mucho de este tipo de cata, pero aún faltaba la más complicada e interesante de las catas, que José preparó para ser una cata 2 en 1.
En la próxima entrega sabrán el porqué.
Estoy a la expectativa de la siguiente entrega para hacer mi primera cata de café ☕
ResponderEliminar;-)
EliminarYo soy muy fan de la prensa francesa, amigo.
ResponderEliminarMe too, bro.
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