jueves, 23 de octubre de 2025

Un acto de rebeldía: reparando mi estéreo Sony HCD-FL3

Esta historia empieza con un estéreo de alta fidelidad (HiFi) (que también funciona como Home Theater 5.1) modelo HCD-FL3 que compré hace más de 20 años en la propia tienda de la marca Sony, la cual estaba en Plaza Fiesta San Agustín. El equipo, además de ser nuevo y estar brutal, se encontraba en remate. ¿Cuál era su pecado? No tocaba archivos en MP3, y los nuevos equipos ya lo podían hacer. Como eso me vino importando menos que nada, me traje esta joya a casa, y desde entonces lo utilizábamos mi esposa y yo.

Pero, como dice la proverbial frase: "Todo por servir se acaba —y acaba por no servir—". Así que era necesario buscar quién le entrara en serio a arreglar un equipo de estas características (marca, "antigüedad", complejidad).

Nuestro estéreo siendo revisado


Afortunadamente, alguien sí le quiso entrar, y fue el Ing. Alejandro Pérez González, en su taller AC DC Electrónica. Y digo que fue afortunadamente, porque es muy cierto que la gente te dice que mejor te compres un equipo nuevo, en vez de tratar de arreglar el que ya tienes. Estamos en la era del hiperconsumismo, ni más ni menos. Así que, esta frase que me encontré hace tiempo, tiene mucho sentido.
Platicábamos mi esposa y yo que cuando éramos más jóvenes, todo se mandaba a arreglar. Zapatos, ropa, aparatos eléctricos y electrónicos, relojes, cámaras, etcétera. Uno no tiraba a la basura las cosas inmediatamente al fallar o sufrir un desperfecto, sino que se intentaba arreglar. Y la mayoría de las veces se lograba.

Las cosas se cuidaban porque sabíamos lo que había costado obtenerlas, ya sea por nuestros padres o por nosotros mismos.

Por supuesto, obtener algo por medio de la compra es —ahora— mucho más rápido y cómodo que emprender la dura labor de conseguir que te lo arreglen. Investigar dónde lo puedan arreglar, sacar tiempo libre para ir al negocio en su horario de trabajo transportando el objeto descompuesto, preguntar en varios lugares para obtener el mejor precio, esperar a que hagan la reparación y, en su caso, añadir la espera de las partes dañadas que se mandaron pedir. Todo esto implica un esfuerzo y mucha paciencia que las nuevas generaciones no tienen, gracias a la gratificación instantánea que hoy ha permeado hasta la médula. 


¿Y en qué resultó mi acto de rebeldía?

Vivito y coleando

Finalmente, tras un año y medio —sí, leyeron bien— en que se tuvieron que mandar traer piezas que Sony ya no tiene en existencia en México, y además con el reto para el ingeniero Alejandro con este tipo de equipos que tienen muchas piezas interconectadas (el mecanismo de torre de cinco CDs es genial pero complicado), el estéreo volvió a casita. De hecho, en este momento estoy escuchando, de mi colección de vinilos, la banda sonora de la película "E.T., el extraterrestre".



¿Valio la pena la espera? Definitivamente. "A lo que vale la pena, toma tiempo llegar", dice el respetado Dr. Enrique Rojas. 

El buen libro dice que "para todo hay un tiempo". Así que, ahora, ha llegado el tiempo de disfrutar de la calidad de sonido que solo un equipo de alta fidelidad puede dar.

Parte posterior, donde van todas las conexiones


Todo el equipo montado en su sacrosanto lugar


El control remoto del estéreo, ¡simplemente brutal!


Tornamesa, audífonos semi profesionales y demás gadgets

¡Ah! Por cierto. Con el paso de los años y el avance de la tecnología, en que ahora las conexiones se hacen inalámbricamente mediante Bluetooth, no importa que nuestro estéreo no toque CDs con archivos MP3, porque ahora cuenta con un adaptador receptor de audio Bluetooth, así que el estéreo ahora toca sin ningún problema los playlist de Spotify emitidos desde mi celular, tableta o portátil.

Me encantan las historias con un final feliz.

Hasta la próxima.




6 comentarios:

  1. Por algún momento pensé que lo habías reparado tú mismo, amigo

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    1. Sería padrísimo saber hacerlo, como el Inge, que es un experto de los que ya no hacen.

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  2. Felicidades Rafa. Excelente decisión de rescatar esa joya de equipo.

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  3. Definitivamente reparar algo en esta época es una finta de rebeldía... Recuerdo cuando compre un GameCube... Según el vendedor funcionaba perfecto "long story short", nop... no funcionaba ¿qué hice? me puse rebelde y me "enperre" le di un buen mantenimiento, quite oxido, reparé el lector de cds y, no conforme con eso, busqué una forma de tener mas juegos (giño, giño) aprovechando un fallo de seguridad de una parte de un juego en cual permite cargar software de terceros...

    En fin... no es el resultado, si no lo que aprendes en el camino.

    E.B.

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Gracias por tu comentario. Este será revisado, y en caso de pasar un estricto control de calidad (jajajaja, hasta yo me la creí), se decidirá si pasa a la catafixia (donde puede mejorar o empeorar, no lo sabemos). Si eres un bot, ni lo intentes. Si no lo eres, pero quieres serlo, busca ayuda amigo(a).
Ahora sí, adelante, Shakespeare.